La muerte suele ser un tema del que se evita hablar, posiblemente porque nos desvela lo frágil que es la vida. Como parte de la propia existencia es inevitable, desde el momento en que uno mismo la enfrenta en los ojos de los demás, hasta el momento en que toca a nuestra puerta; sin embargo, en el arte se toca o explora de distintas maneras y la música no es la excepción.
Esto viene a colación por el último lanzamiento de Martin Thulin, el músico de ascendencia sueca -chilango honorario-, mejor conocido por sus proyectos Los Fancy Free y Exploded View (junto a Hugo Quezada y Anika), pero con una labor también bastante valiosa dentro de la producción independiente y con su proyecto solista. Into the light es su segundo álbum en esta última faceta, luego de siete años de haber lanzado I’d Rather Be Transparente than a Shadow in the Dark. En este nuevo álbum, Martin le habla de frente a la muerte desde la fragilidad del ser humano, idea que le vino dando vueltas desde que le tocó estar en medio del sismo del 2017.
A lo largo de todo este año, Martin Thulin ha estado subiendo algunos sencillos del disco, (entre otros temas, como el cover de “Can’t Get You Out of My Head” de Kylie Minoge), pero fue este 26 de septiembre que lanzó el álbum completo, luego del retraso que tuvo debido a la pandemia (el mismo estaba pensado salir en el RSD de abril), pero el resultado valió bastante la pena: Into the Light es un álbum nostálgico, introspectivo y acogedor, con temas que te hablan, pero que también te envuelven y te llevan por distintos estados de ánimo (difícil no sentir un escalofrío que va dando paso a una profunda tristeza al escuchar un tema como “Silence You Forever”). En este disco, Martin Thulin hace gala de un extenso abanico de posibilidades melódicas y creativas, lo que nos muestra su capacidad compositiva y por qué es uno de los productores musicales más interesantes de la actualidad.
Como comentario al margen, su querida gata James murió el mismo día que lanzó este disco; sí, la misma que en su primer álbum aparecía en portada, lo cual no deja de ser algo paradójico que un disco que habla de la muerte cierre al mismo tiempo un ciclo de alguien tan querido para el propio músico; por mi parte este álbum me ha acompañado también por el trance de perder a mi amado perro Tomás, con quien conviví casi once años. La muerte, como la vida misma, está llena de este tipo de situaciones, y al final la música está ahí para acompañarnos.