Eels, desde que hizo su aparición en los noventas con ese clásico automático que es Beautiful Freak, ha ido alimentando una discografía por momentos brillante, y que aunque si bien en ocasiones puede llegar a ser dispareja, siempre tiene algo que ofrecer, no hay que olvidar que si hay algo por lo que se da a notar Eels (O lo que es lo mismo, Mark Oliver Everett) es la tremenda capacidad de conectar con el escucha, dependiendo del mood en el que se encuentre uno.
El artista ha mostrado a través de todos estos años dos caras, una más tierna e intimista, y otra más energética y rockera. Es con este, su catorceavo álbum de estudio, que regresa a esa cara más eléctrica, desde el gran Wonderful, Glorious, haciéndose acompañar nuevamente en la producción de John Parish -el reconocidísimo colaborador de Pj Harvey-, quien ya había producido Souljacker en el lejano 2001.
Mark siempre ha partido de sus vivencias para escribir y darles un tono a los temas que crea, y al saberse en medio de un divorcio, aunado a la pandemia, podíamos esperar algo más tirado hacia abajo, pero ha sido una sorpresa encontrarnos con un disco lleno de energía, y al contrario, por momentos mostrando una cara muy positiva, no exenta de cierto cinismo.
Musicalmente, el álbum está basado en su mayor parte en ritmos y melodías con gancho y estupendos riffs de guitarra. Esto se nota desde la inicial “Amateur Hour”, y se reafirma con la potente “Good Night On Earth”. “Strawberries & Popcorn” baja los decibeles pero no la calidad melódica, siendo uno de los temas mas brillantes del álbum. “Steam Engine” regresa nuevamente a las bases blueseras, mientras que “Grandfather Clock Strikes Twelve” demuestra su eterno amor a Prince.
“Strumbling Bee” nos receta un blues de la forma más cadenciosa y pop, la cual contrasta con un “The Magic” que aumenta el combustible y la distorsión, sin dejar de lado el jugueteo con un teclado durante el transcurso de la canción. El vuelo sigue con “Better Living Through Desperation» con esos memorables cambios de ritmo. “So Anyway” nos trae de vuelta a los medios tiempos, una canción tan discreta, como apacible. “What It Isn’t” es una canción que parece continuar con el tono, pero que más temprano que tarde, nos abofetea con un inesperado giro, para volver una y otra vez entre ambos momentos.
El álbum en su recta final nos deleita con “Learning while I Lose”, uno de sus grandes momentos, una canción típicamente Eels, con ese aire que contrasta el brillo con la tristeza, para finalmente dar paso a “I know You’re Rigth”, tema de pocas sorpresas, pero que se deja escuchar.
Extreme Withcraft es un álbum por momentos discreto y no tan redondo en su totalidad, pero es en su mayor parte bastante disfrutable y con varios hallazgos e incursiones musicales por demás interesantes. Un disco que posiblemente no tenga melodías con la personalidad de varios de sus clásicos, pero que con cada escucha, van creciendo enormidades.