Hace pocos meses comencé una búsqueda de material musical que «debí escuchar» y que nunca lo había hecho, basado en esa especie de consciencia colectiva que a veces te guía instintivamente a los álbumes emblemáticos de una banda o de toda una etapa musical. No recuerdo cuándo fue la primera vez que alguien me recomendó que escuchara Murmur, el debut de R.E.M. pero siempre lo postergué, no sé por qué pensaba que todo su catálogo pre-Out Of Time sonaría exactamente a «It’s The End Of The World As We Know It» y prefería esperar un poco más a estar en ese humor de búsqueda musical.
Mi historia con R.E.M. no es reciente y empezó en su etapa más conocida para el mundo en general, su glorioso Out Of Time, el cual fue de los primeros álbumes que compré (en formato cassette de audio) y que escuché hasta arruinar la cinta. Incluso recuerdo una escena de la serie Beverly Hills 90210 cuando Brenda y Dylan terminan por primera vez y Brenda se encierra en su habitación escuchando «Losing My Religion», en eso entra Brandon y le dice algo así como «Oye, esa canción es muy triste y la has escuchado todo el día… ¿Estás bien?». Yo ni siquiera sabía que se suponía que esa era una canción triste…
Después llegó a mis oídos el que (hasta hace unos meses) era mi álbum favorito de R.E.M. gracias a la pegajosa «What’s The Frequency, Kenneth?»: el poderoso Monster. Sus guitarras llenas de fuzz y melodía me atraparon de inmediato y se convirtió en uno de los álbumes que suelo recomendar a la gente que le tengo mucha confianza.
Entonces un día de hace unos pocos meses me regresó la curiosidad del álbum debut, ¿cómo sonaría?, ¿qué instrumentación usaron?, ¿quién lo produjo?, ¿en qué año?, ¿de qué hablan sus letras? y sobre todo ¿a qué se debe que tantas personas lo consideran una de las rocas que sirvieron de cimiento para todo el conjunto de propuestas musicales que no podían encajar en las etiquetas previamente establecidas y que por obra de la holgazanería decidieron llamar «música alternativa» o, peor aún, «indie«?.
Pues resulta que llamaron Murmur a su primer álbum, grabado entre diciembre de 1982 y marzo de 1983 después de darse a conocer por su sencillo «Radio Free Europe» y su primer EP titulado Chronic Town, cortes que les dieron apertura en estaciones de radio universitarias de Estados Unidos. Después de algunas pláticas con el sello IRS comenzaron las sesiones en el estudio bajo la batuta del productor Stephen Hague, quien no fue del total agrado de algunos miembros de la banda y fue reemplazado por Mitch Easter (sabiendo que tenían más química con él por ya haber colaborado antes) y Don Dixon, comenzando una relación profesional que duraría hasta Reckoning, su siguiente producción.
Lo primero que me llamó la atención fue la fuerte influencia del new wave de finales de los 70’s que se puede escuchar en álbumes como ’77 de Talking Heads y en el post-punk que ya había invadido las estaciones de radio para ese entonces, el acompañamiento melódico (casi tímido) del bajo en casi todas sus canciones, la batería y su color casi JoyDivisionesco que nos transporta directamente a esas escenas que suelen aparecer en la mente cuando alguien menciona «música de los 80’s», la guitarra y sus intervenciones a veces simples y en otras que recuerdan a lo que poco después escucharíamos en otros íconos de la música como The Smiths o todo lo que dio inicio al dream pop.
Desde el inicio, con “Radio Free Europe”, me pude dar cuenta lo equivocado que estaba al pensar que el catálogo de R.E.M. era un refrito de una de sus más famosas canciones, no sé qué suena más: si el punk, si el post-punk, o el new wave, que imagino corría por las venas de todos los integrantes de la banda en aquellos días.
Mi canción favorita es «Laughing», desde que la escuché por primera vez no puedo durar un día entero sin reproducirla una o dos veces durante mi jornada, lamento mucho haber llegado tan tarde porque ahora no sé quién podrá resolver mi duda del por qué mencionan a Laocoonte como si fuera una mujer o si quizá solo estoy confundiendo «her» con «his» por las barreras del idioma; otro momento extremadamente fuerte del álbum es «Catapult», que en mi opinión es de las canciones que te provocan gritar la letra donde sea que te encuentres con la esperanza de que alguien más la reconozca y se te una.
Tardé mucho en conocerlo y ahora ya lo siento como «uno de los míos» por haber sido grabado durante el día en que nací, por mencionar personajes que de una u otra manera conozco y por mezclar varias corrientes musicales que son de mi más profundo agrado. Siempre he creído que para conocer a una banda lo primero que tienes que hacer es escuchar su álbum debut y con R.E.M. me tomó muchos años atreverme a hacerlo, ahora cuento con un álbum asombroso para escuchar.