Edward Bunker, de las cárceles a la literatura

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Edward Bunker nació en Hollywood, California el 31 de diciembre de 1933. Sus padres se divorciaron cuando tenía sólo 4 años y fue criado en hogares de acogida, reformatorios y por último en las cárceles, en las que pasó encerrado en diferentes etapas de su vida alrededor de diez y ocho años. Estuvo encerrado en Folsom y San Quintín por distintos delitos; asalto a mano armada, extorsión, narcotráfico, falsificación etc. En Folsom conoció a Dani Trejo cuando ambos cumplían condena. Cuando estaba encerrado en Preston con tan sólo doce años comenzó a leer a Hemingway, Taylor Cadwell y Jack London. Cuando estuvo en prisiones de máxima seguridad leyó a Scott Fitzgerald, Dostoievski, Tolstoi, Sartre, Conrad, Thomas Wolfe, Albert Camus, Herman Hesse entre otros. Mientras pagaba una condena en San Quintín coincidió con Caryl Chessman, quien estaba a la espera de la pena de muerte por gas. Chessman había escrito Celda 2455 Pabellón de la muerte que aún no se había publicado en forma de libro, pero Bunker había leído el primer capítulo en una revista nacional de gran tiraje. Aquello le marcó, porque lo había escrito un recluso que él conocía «No supe valorar su estilo, pero lo que contaba era tan real que se me aceleró el pulso» fue cuando él pensó que sería capaz de escribir algo que pudiese ser publicado «De repente, con la fuerza de una revelación, dije en voz alta: ¿Por qué no yo?».

No hay bestia tan feroz fue publicada por primera vez en 1973, es una poderosa novela en la que Edward Bunker habla en primera persona a través del protagonista Max Dembo, quien sale de la cárcel en libertad condicional después de ocho años de encierro e intenta reingresar a la sociedad, cosa que no le resulta nada fácil, buscarse un trabajo le es una odisea como nos relata Max Dembo en el primer capítulo:

 

En mis cartas de solicitud de empleo no había mentido, pero tampoco había dicho toda la verdad. Habrían palidecido si hubiera relatado todos los hechos: «Estimado Sr.», pensé, «Le escribo para solicitar un puesto de trabajo para un ladrón especializado en allanamientos, estafas, falsificación y robo de coches; también tengo experiencia como atracador a mano armada y chulo, así como en falsificación de documentos, entre otras cosas. Empecé a fumar mariguana a los doce años (en los años cuarenta) y a pincharme heroína a los diez y seis. No tengo experiencia con el LSD y el speed. Se hicieron populares después de mi encarcelamiento. He sodomizado a jovencitos guapos y homosexuales afeminados (pero sólo mientras he estado encerrado y apartado de las mujeres). En el lenguaje de las cárceles, reformatorios y demás pozos de mierda (algunos de lujo) soy un cabrón, no lo digo en el sentido literal. En mi mundo, el termino, tal y como yo lo uso, sirve para alardear de ser un puto jefe, un virtuoso del delito. Por supuesto, por ser un cabrón en ese mundo, soy una basura en el suyo. ¿Me contrata?»

 

Pero Dembo de verdad está dispuesto a dejar su pasado criminal, lo que más anhela y nunca más volver a la cárcel, pero Rosenthal, su agente de la condicional no le da respiro, es canino, intuitivo, un cabrón inflexible a la situación de Dembo, y es Rosenthal también la causa de la recaída de Max Dembo al mundo del hampa. Después de pasar tres semanas encerrado debido a que Rosenthal sospechaba que Dembo se había pinchado heroína, nuestro protagonista sale decidido a regresar su mundo, al único que conoce y al que siente que pertenece. Y que mejor manera de regresar que vengándose de su agente de la condicional:

 

Cuando estuvimos dentro del coche aquella tarde (más cerca de las ocho que de las seis) Rosenthal me dijo:

—tu gran problema es la inmadurez emocional. Quieres que la vida sea como en el cine, llena de emociones. Así es como piensan los niños, pero los adultos aceptan la monotonía, el tedio, la frustración.

Estábamos entrando en la salida de la autopista. Los automóviles iban a 110 kilómetros por hora. Rosenthal siguió cotorreando, expresando la plenitud se su vida en un barrio a las afueras de la ciudad: jugar al golf y al bridge y ver partidos de futbol eran emociones suficientes para cualquier persona normal.

—Está muy bien señor Rosenthal. Me alegro de que se feliz. ¿sabe lo que me gusta a mi realmente?

—Me lo puedo imaginar.

—La velocidad. Ir rápido. Siempre quise ser un piloto de fórmula 1. Ruuum, ruuum.. ¿Alguna vez ha pensado en hacer algo así?

—Poner en riesgo la vida de forma innecesaria es inmaduro.

—¿No le gustaban los coches de carrera cuándo era pequeño?

—La verdad es que no.

—Joder, pues tendría que ver lo que se siente. —Me había ido acercando a él. De pronto, me planté el pie izquierdo sobre el dedo gordo de su pie derecho y apreté el acelerador hasta que llegó al suelo. El vehículo hizo un movimiento brusco y dio un salto hacia adelante.

—¡Eh! —exclamó Rosenthal.

Estiré la pierna. Él intentaba sacar el pie. El coche serpenteaba, pero seguía adquiriendo velocidad. Íbamos casi a 130.

—Estás acabado—amenazó.

—A lo mejor lo estamos los dos.

El velocímetro llegó a los 145…

 

Edward Bunker murió el 9 de julio de 2005, llegó a figurar en la lista de los más buscados del F.B.I. Esta novela No hay bestia tan feroz fue publicada en español por editorial Sajalín en 2015, como actor interpretó a Mr. Blue en la película Reservoir Dogs de Quentin Tarantino. EL propio Tarantino sobre esta novela dijo: La mejor novela criminal en primera persona que jamás haya leído.