Glasvegas en el recuerdo

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Glasvegas

Glasvegas – 10 años en la memoria

De nuevo es septiembre y como si se tratara de una memoria recurrente que te persigue y nunca desistirá, llega a mi mente la canción «Flowers & Football Tops» de Glasvegas.

Glasvegas, inclusive el nombre de la banda posee una cualidad distintiva, suena a aquellas bandas que pudieron ser grandes pero se extinguieron antes de que el mundo las supiera apreciar, lamentablemente para ellos, presentaron el malestar de las bandas que no tienen más que ofrecer y consumen todo su potencial en un álbum, en su caso fue el álbum debut.

Después de 10 años he perdido la noción de si el recuerdo preciso en cada septiembre se debe a que en ese mes lanzaron su álbum homónimo o si es la nostalgia por un año que recuerdo con cariño. En aquel lejano 2008 tuve la oportunidad de vivir en Londres, era habitual que en los diversos pubs de la cosmopolita ciudad sonara el Dig Out Your Soul de Oasis, The Midnigh Organ Fight de Frightened Rabbit, Third de Portishead y sobre todo el fabuloso The Seldom Seen Kid de Elbow.

Recuerdo un día en particular en que comenzó a sonar una canción que, al escuchar la letra, pensé bien podría pasar por un cover de alguna banda de los 60’s producida por Phil Spector y su característico muro de sonido, integrada por chicas de las que vestían uniformadas y ostentaban cabelleras onduladas. Sin embargo, justo en el preámbulo para el coro, entró una guitarra construyendo un riff que me atrapó por completo. Resultó que era una banda de la escena de rock indie de Glasgow que estaba causando furor, formada por dos primos y dos amigos. Apenas habían lanzado su primer disco y ya estaban abriendo conciertos para el mítico Ian Brown. Inclusive la revista especializada en música NME mencionó en un artículo que, así como The Libertines definieron el inicio de la década y Arctic Monkeys la parte media, Glasvegas definiría su cierre.

Durante varios meses estuve escuchando este álbum, cada canción me remontaba con mayor fuerza a The Shirelles, The Ronettes o The Marvelettes. Sus letras sobre el padre ausente y la muerte prematura, combinadas con sus guitarras pop y su imagen rockabilly hacían de Glasvegas una banda que albergaba una nueva esperanza, que evitaba pertenecer al molde preestablecido durante esos años. Inclusive, al año siguiente de su debut, recibieron una nominación para el célebre Mercury Prize.

Glasvegas live

Han transcurrido 10 años del lanzamiento de su primer LP y a la distancia, me pregunto ¿Qué habría sido de ellos si no hubieran sido llevados a Londres por el entusiasta y gurú de los músicos ingleses más autodestructivos, Alan McGee, si no hubieran subido sus primeros demos en Myspace para descargarlos de manera gratuita y darse a conocer?, ¿si tan sólo hubieran tenido más que ofrecer y no haberse consumido en un solo disco?, el resto de su discografía no es mala, pero tal vez la emoción por algo nuevo, por algo que nadie más tenía nos hizo esperar mucho más de ellos.

Al final, y como suele ocurrir con las bandas destinadas a entregar todo en un álbum, sólo queda el recuerdo, sólo quedan los 10 tracks que nos regalaron en ese 2008, nos queda «Flowers & Football Tops», “Geraldine” y nos queda “Daddy’s Gone” declarando:

«I won’t be the lonely one

Sitting on my own and sad

A fifty year old

Reminiscing what I had»

Tal parece que al pensar en Glasvegas subsistirá esa memoria recurrente cargada de nostalgia, glorificando a la banda que causó furor en una reducida pero leal audiencia y que como muchas otras bandas, sólo perdurarán en el recuerdo.