Después de pasar mucho, mucho tiempo escuchando música, llega un punto en el que, de manera natural, las actividades obsesivas empiezan a aparecer… o al menos eso es lo que me digo para justificar lo que probablemente sea un grave caso de enajenación y ociosidad.
En fin, desde que tengo memoria he tenido la costumbre, seguramente como cualquier persona que guste de la música, de hacer compilados de mi música favorita; al principio en cassettes, luego en CD’s y últimamente en playlists digitales.
Sinceramente creo que la mejor manera de escuchar música es haciéndolo respetando el orden que el creador planeó, es decir, escuchando la obra completa (LP, EP, sencillo, etc.) tal cual fue pensada por el artista, con sus altas y sus bajas, sin saltar temas, y por lo general es lo que hago. Sin embargo, el proceso de seleccionar unos cuantos manojos de un campo vastísimo de canciones para armar una lista nueva, que fluya de una manera adecuada para lograr algún resultado deseado, es un interesante ejercicio que cuando se logra es sumamente gratificante.
Un aspecto de esto que ha estado cobrando cada vez más relevancia para mí durante los últimos compilados que he hecho, es el “sacrificio”, es decir, todas las canciones que pudieron abonar a la lista final, pero que quedaron fuera por alguna de las muchísimas razones que puedan estar pasando por mi mente al momento de crearla. Esto añade un elemento para percibir la solidez de la discografía de alguna banda, mientras más robusta y completa sea, más sacrificios dolorosos habrá.
Pensando en esto, he estado haciendo “compilaciones definitivas” de algunas de mis bandas favoritas implementando unas cuantas reglas que hacen que el ejercicio sea, además de entretenido, un elemento para ver cosas que quizás antes no había notado acerca de sus discografías.
Todo este preludio viene a cuento porque quiero mostrar estas reglas y durante el año (una por mes), compartir mi compilación definitiva de algunas bandas, así como invitar a otros a hacer la suya para contrastar similitudes, diferencias y de ser posibles algunos pequeños “por qué” de nuestras decisiones. En esta ocasión la hago únicamente yo a modo de ejemplo y presentación de las reglas. La banda elegida para esto es: The Smiths.
Paso 1: Tomar los discos de estudio de la banda en su versión original (No EP’s, no sencillos, no bandas sonoras, no recopilaciones, no directos, no versiones especiales con bonus tracks). En caso de que sea una larguísima lista de discos, elegir los más representativos. En este caso:
- The Smiths
- Meat Is Murder
- The Queen Is Dead
- Strangeways, Here We Come
Paso 2: Sacar el promedio de tracks que tienen esos discos para determinar el número de tracks que tendrá la “compilación definitiva”, en este caso la lista será de 10 canciones:
Paso 3: De la lista de canciones de cada LP, elegir una sola canción según la posición que tiene en el disco, ejemplo del track #1 y abridor de la “compilación definitiva”:
Cada track #1 del resto de los discos quedará eliminado.
Paso 4: Hacer lo misma para cada track, ejemplo:
Paso 5: Sufrir viendo las grandísimas canciones que no quedaron en la lista y reflexionar.
Paso 6: Repetir el paso 4 y 5 hasta estar satisfecho con el resultado final.