El nacimiento de Om
Tras el fracaso de Dopesmaker, aquel álbum constituido por una sola canción de más de una hora, una de las bandas más importantes dentro de la escena stoner de los 90’s, Sleep, llegaba a su fin, y el guitarrista de la banda formaba High On Fire, mientras que el emblemático bajista, Al Cisneros caía en depresión.
Pero en el año 2003, Al decide volver a las andadas, convocando al extraordinario baterista Chris Hakius, la otra parte de la sección rítmica de Sleep. De esta manera surge Om, un proyecto en una dirección doom y stoner, pero más enfocado en lo místico, como lo dejaba claro la espiritualidad que se hacía presente en Variations of a Theme, su debut del 2005, que sería editado por el sello Holy Mountain. Un año después aparecería bajo el mismo sello discográfico, el álbum Conference of the Birds, Obra magnífica de solo dos canciones.
Tras esto, la banda edita al año siguiente, Pilgrimage, un álbum muy aclamado. Este trabajo sería editado por el sello Southern Lord y el último con Chris Hakius, quien abandona el proyecto para enfocarse a su familia, siendo sustituido por el baterista de Grails, Emil Amos.
Con este cambio, el nuevo dúo edita en el año 2009, ahora bajo el auspicio del sello Drag City, el álbum God Is Good, en donde la espiritualidad y religiosidad se incrementa, algo muy obvio desde el título y portada. También en lo referente a la estructura musical, el dúo incorpora nuevos instrumentos, ejecutados por el invitado, Robert Lowe, músico de primer nivel en la música de vanguardia. Esa dirección religiosa, con grandes referencias al cristianismo, sigue en crecimiento en Advaitic Songs, editado en el año 2012, y que sería su último álbum hasta la fecha.
Un álbum que fue más allá
En este trabajo, el dúo va más allá en lo musical, espiritual y religioso, incorporando cantos en árabe, instrumentos como el citar, tabla, percusiones orientales, sampleos y un llamado a la reflexión y meditación, de parte de las letras de Al Cisneros. El cristianismo forma parte elemental de la obra, desde la portada que muestra a Juan El Bautista, hasta las referencias bíblicas a lo largo del álbum.
‘Addis’ inicia el viaje espiritual, con los cantos en árabe de la invitada Kate Ramsey, mismos que continúan en toda la canción, solo que ya con el acompañamiento del bajo de Al Cisneros y los arreglos de cuerdas, percusiones orientales y tabla, creando un plano musical que te translada a una mezquita. Algo que llama la atención respecto a los cantos, es la manera tan orgánica de su grabación, ya que no hubo la edición del canal de voz, en donde se suelen cortar los lapsos de respiración que se perciben entre cada frase al momento de cantar.
‘State of No Return’ es un corte que sin perder su estado místico, rompe la línea musical del track anterior, al instalarse en un stoner más convencional, con la batería de Emil Amos y las distorsiones del bajo de Al Cisneros, quien además es el encargado de la voz. Destacan también los violines que junto a la letra, nos recuerdan que estamos en un momento de meditación. Unos arreglos de cuerdas hermosamente nostálgicos, nos llevan de la mano a ‘Gethsemane’, ese huerto en donde Jesus entraría en un trance de oración, al saber que pronto sería atrapado y condenado a muerte. El bajo y voz de Al Cisneros, hacen una comunión perfecta con la batería de Emil y los arreglos que se deslizan de manera sigilosa. Excelentes diez minutos y fracción de un viaje épico de meditación y reflexión.
Llega otro viaje de más de diez minutos, ’Sinai’, corte de referencia bíblica, ya que ese es el nombre del monte en donde Moisés recibiría los mandamientos. Este track abre con unos sonidos electrónicos que sirven de base para unos cantos árabes, que son interrumpidos por el bajo y un rasgueo rápido de citar. La base de sonidos electrónicos, sigue creando un trance, mientras que el citar sigue apareciendo de manera discreta.
La meditación llega a su fin con ‘Haaq Al-Yaqin’, un corte de más de 12 minutos con una batería solo limitada a unos matices de platillos. En su lugar, el track es guiado por percusiones orientales, tabla, arreglos de cuerdas, y el bajo de Al Cisneros. Las voces nos llevan a un estado de viaje interno. A partir del minuto seis, el track toma una dirección musical maravillosa, con unos arreglos de cuerdas hermosos que parecen traídos de un trance espiritual.
La recepción que tuvo Advaitic Songs fue positiva, aunque no tan comprendida como los anteriores álbumes de la banda, pero eso no quita su valor artístico y su esencia mística. Es en este álbum, en donde la banda demostró que podían ir más allá, evolucionar sin perder su sello, lo que lo convierte en su álbum más complejo a nivel músical y también espiritual, esto último ya se veía venir desde la era con Sleep, con aquel relanzamiento del Dopesmaker, pero rebautizado como Jerusalem, y también, ya como Om, con el concierto de más de cinco horas, ofrecido en Jerusalén, esto en el año 2005. En conclusión, ‘Advaitic Songs’, es una obra esencial si te gusta la música mística bien elaborada y con una ejecución impecable.
…Despierta, el trance ha terminado.