El norte artístico de Charly García

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Orden dentro del caos

La carrera de Charly García, incluso para los estándares de la figura de estrella de rock, ha sido definida como caótica y errática. Y se podría decir que no faltan razones para asignarle esas etiquetas, sin embargo, al menos en este caso vale la pena hacer una distinción entre la obra y la persona.

Desde su primer disco (Vida, 1972) hasta el último (Random, 2017), mucho más que años han pasado. Si tomáramos recortes aislados de Charly a través de los años; por gestos, looks, composición corporal o escenarios, podríamos llegar a pensar que se trata de distintas personas. Las únicas dos constantes a través de su enmarañada carrera son: su icónico bigote y su claridad respecto a la propuesta artística.

Esta propuesta, este norte artístico es importante ya que es algo que va más allá del puro talento, incluso cuando se es o se tocan los niveles de genio. Es tener la lucidez para entender qué se está haciendo cuando se planifica y ejecuta cada obra, es saber qué papel juega cada pieza dentro de una trayectoria concreta, enmarcada en un tiempo y espacio definidos.

En este sentido, más allá de las polémicas, las clínicas y los escándalos en general, me parece que el adjetivo de errático deja de aplicar a lo creado por Charly. Sin duda puede llegar a ser diverso, complejo, denso, más o menos afortunado… pero en el fondo aparece siempre un hilo conductor que da coherencia a la obra en su conjunto. Vida es muy distinto a Instituciones, pero poniendo atención a estos discos y a Confesiones de Invierno, el enlace entre los dos, el lugar y el momento, tienen todo el sentido del mundo. Menciono el ejemplo de Sui Generis ya que es claro, pero este fenómeno se da a través de toda su discografía.

Tanto con Sui, como con Serú Girán, La Máquina de Hacer Pájaros, PorSuiGieco y a través de toda su carrera solista; cada álbum es la cristalización de aquello que pasa alrededor y dentro de Charly, pasado por el filtro de su perspectiva artística y siempre con una intención. Luis Alberto Spinetta, quizás la única figura comparable con Charly en términos de talento e importancia dentro del rock en español, reconocía este increíble orden dentro del caos en la carrera García.

Tener esto en cuenta resulta interesante no sólo en términos de análisis, sino que en buena parte explica la constancia, y por lo tanto la grandeza de la obra de Charly. Una cosa es contar con un puñado de grandísimos discos o tocar el estado de gracia durante algunos años, y otra es mantener una coherencia y un alto nivel artístico a través de cuatro décadas plagadas de cambios políticos, tecnológicos y culturales. Estos casos son extraordinariamente raros, no sólo en la música en habla hispana, sino en general.

Un ejemplo de la importancia de la claridad artística en relación con el talento en bruto (mismo que también Charly tiene de sobra), y su determinante peso en el legado artístico se hizo evidente hace algunos años, cuando en un periodo de 4 meses (entre el 2 de diciembre de 2016 y el 10 de marzo de 2017) tres veteranos referentes dentro del rock en español lanzaron álbumes después de algunos años de silencio: Andrés Calamaro presentó Volumen 11, Joaquín Sabina Lo Niego Todo y Charly García Random. Para esas alturas, en que las capacidades de cada uno de ellos estaban más que demostradas, la decisión de sumar una placa más a su discografía significa, no sólo presentar un puñado de canciones nuevas, sino una oportunidad de añadir o restar al prestigio ganado a través de sus carreras.

Si eres Robert De Niro ¿Cuál es el punto de actuar en Dirty Grandpa? Esta es una decisión que tiene más que ver con la brújula artística y la conciencia de un legado que con la capacidad actoral. Desgraciadamente tanto Volumen 11 como Lo Niego Todo sólo suman a la caricatura de los personajes otrora geniales y diluyen la obra completa de Sabina y Calamaro, mientras que Random, con diez temas y sin ser una obra maestra, logra abonar a la carrera de un Charly que incluso mermado por la edad y padecimientos físicos sigue yendo a lo suyo 45 años después de su primer álbum.

Algunos pocos elegidos como Bob Dylan o Tom Waits han logrado construir una sólida carrera a base tanto de talento como de buenas decisiones. Se trata de discografías que con sus altos y sus “bajos”, con sus momentos de experimentación y excentricidades, no han bajado nunca la guardia y son ahora referentes en la música y el arte en general… Desde mi punto de vista, Charly García es un miembro más de este selecto club.