La vuelta al mundo discográfico
Alejandro Rosso, la mitad de Plastilina Mosh, acaba de lanzar hace unas semanas su primer disco solista, el cual lleva el nombre de Vita Notturna, y de forma discreta, con muy poco ruido a su alrededor, ha colocado en el escaparate uno de los mejores discos del año en México.
Para nadie es un secreto que muchas de las incursiones musicales más finas y de corte académico dentro de Plastilina Mosh, así como el total de las programaciones, venían de Alejandro Rosso. Es en este disco -y luego de un silencio discográfico de la banda que ya se ha extendido varios años- donde Rosso ahonda en toda esa música que es de su gusto personal y que difícilmente hubiera encontrado cabida en la agrupación, pero es que, si algo claro hay con este álbum, es que es un disco que si bien pudiera tener algunos puntos de contacto, el tono y el espíritu que manifiesta va hacia otro lado totalmente, más personal e incluso anti-comercial. Y es que Vita Notturna es una colección de temas casi en su totalidad, instrumentales, a no ser por grabaciones previas y distintos cantos corales.
Un álbum de tintes cinematográficos
El álbum inicia de forma casi cinematográfica, con el tema que da nombre al álbum, y que nos hace sentir como si estuviésemos inmersos en una película europea en blanco y negro; un piano marca el ritmo para dar paso a una pequeña narración que deviene en unos memorables coros y unos arreglos extraordinarios. Si esa era la manera en que Rosso nos quería sumergir en la noche y la bohemia, con algo de tristeza y romanticismo, lo logró. “Mottetto Mamalono” es una estupenda recreación de los Motetes -El Motete es una composición polifónica religiosa del siglo XIII cantada a capella- manteniendo un canto coral durante casi todo el tema, pero con una programación que contrasta por su tono más oscuro.
“Baphomet’s hop” nos muestra por otro lado, ese lado más lúdico y juguetón de Rosso -sin perder la esencia del álbum- desde el nombre del tema, hasta las grabaciones que van conviviendo con las secuencias electrónicas. “Franco Baresi” -el nombre de uno de los mejores defensas de la historia- nos lleva nuevamente por texturas electrónicas, esta vez con un aire más espacial; en este tema se puede rastrear algo del gusto del músico por la electrónica europea y el sonido de los sintetizadores de los años 70.
“Donder Klop” es en su jugueteo jazz funk y las grabaciones que se escuchan, la que posiblemente más me remitió a su banda; “Kallstronome” es un tema con mucho beat -en un principio parece como si nos encontráramos con una pieza perdida de Daft Punk-, que se permite pasar por distintas fases a través de la instrumentación, los arreglos y algunos giros estilísticos, en una composición que va creciendo conforme transcurre y representa uno de los mejores momentos del álbum por las distintas variaciones que nos presenta.
“Vampyros Lesbos” -canción que toma prestado el nombre de la película del mítico Jesús Franco- es un downtempo en el cual el bajo, la batería y la guitarra construyen una estupenda melodía que en cierto momento se van conjugando con un sintetizador que nos lleva a territorios más barrocos. Una composición que nos muestra esa influencia académica que Rosso lleva consigo y que es hasta este álbum donde verdaderamente explota. “Doux Cataclysme” es una corta pieza que transcurre como un climax cinematográfico de una película, de aquí solo puede venir un cierre, el cual llega precisamente con “Rosso Profundo” (que gran nombre para cerrar el disco) con otro downtempo que transcurre sin prisas entre finos arreglos e instrumentaciones, para dar un cierre con broche de oro.
Un álbum universal
El álbum se grabó en el estudio de Alejandro Rosso en su mayor parte, y algunas otras cosas se hicieron durante sus viajes; cuenta así mismo con una gran cantidad de invitados que aportaron elementos a distancia, como Cristobal, quien es un imitador chileno de Raphael, y de Marco Massari, un actor de teatro Italiano, quienes aparecen en la inicial “Vita notturna”. Este disco, por otro lado, es el primero de su disquera Rossorecords, siendo el siguiente disco en salir el que le produjo al artista brasileño Bruno Marcelino de Oliveira, así como otras obras de su autoría.
Vita Notturna es un disco fino y diverso, que se siente como una especie de música incidental de una película clásica de cine europeo, y que nos demuestra que Plastilina Mosh es una cajita -divertida, eso si- demasiado cerrada para el ingenio y creatividad del músico y productor.
Enhorabuena, Rosso.