Renaissance, una banda y un disco clásico del rock en México

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Alfredo Díaz Ordaz, la oveja negra

«Lo que no puedes ver, en tu casa lo has de tener». Este dicho popular, se aplica perfecto para hablar de uno de los presidentes más detestables que hemos tenido en México: Gustavo Díaz Ordaz, recordado por aquella masacre cometida contra los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en aquel fatídico 2 de Octubre de 1968. Este despreciable tirano, era conocido por su odio hacia cualquier forma de expresión juvenil, especialmente todo lo que tuviera que ver con el rock y el movimiento hippie, pero para su desgracia, el menor de sus hijos, Alfredo Díaz, se convirtió en lo que tanto detestaba.

Alfredo era informal, con un interés por la música y un desinterés por las esferas políticas y las costumbres de la alta sociedad. Él era, como se suele decir, la oveja negra de la familia. Muy a pesar de las ideologías de su padre, Alfredo se adentró en el movimiento psicodélico que desde Estados Unidos se expandía por el mundo, e inevitablemente terminó consagrando su camino hacia la música, formando sus bandas, como Love Syndicate, en donde logró plasmar esa influencia de los sonidos ácidos. De este proyecto, solo sería editado un único registro, con tres canciones únicamente. Y se dice, que la misma familia se encargo de que la versión en donde aparecía la banda en la portada, fuera reemplazada por otra en donde los rostros estuvieran rayoneados, esto para evitar la deshonra. Obviamente, la edición con la portada original, es un objeto muy codiciado y prácticamente imposible de conseguir.

La conformación de Renaissance

Tras esta etapa con Love Syndicate, Alfredo iniciaría otro proyecto, ahora reclutando a los músicos más selectos de la época, entre ellos el líder de los Dug Dug’s, Armando Nava, quien aparece ejecutando la flauta transversal, además de dejar su sello personal en algunos tracks. Otros músicos que se le unieron, fueron Martín Mayo (piano), Frankie Bareño (guitarra eléctrica y flauta) y Lalo Barcelo (batería y percusiones), todos ellos integrantes de la portentosa y virtuosa banda El Ritual, además de Rodolfo Valle (guitarra eléctrica, guitarra acústica, armónica, bajo), Alfonso Sánchez Mejía (bajo, pianola, piano, congas, guitarra acústica de 12 cuerdas), Hugo Goldy (batería), Francioli Vasquez (batería), Goofy (flauta), Manuel Goldy (piano), Victor Juárez (armónica), Sergio Moreno (bajo), y Diablo (requinto).

Este trabajo en equipo dio como fruto a Renaissance, y su único álbum, Renaissance, que fue editado por el sello Cisne Raff, y cuya excelente portada, diseñada por Kuis López, guardaba 10 tracks llenos de pura psicodelia ácida con toques progresivos y folkies, que estaban ejecutados con una maestría y nivel de primer mundo.

 

Renaissance, el disco

‘Listen To Me People’, el track abridor, presenta inmediatamente la peculiar voz de Alfredo, que a decir verdad, no cae mal dentro del estilo de la banda. La ejecución de los instrumentos es impecable, desde los solos de guitarra, hasta el piano, y las partes de armónica. ‘Strange Dream’ presenta percusiones y una estupenda sección de metales, además de la flauta transversal, y la aportación ácida de la guitarra. Psicodelia con un toque latino. 

‘Life’ es conducida por una excelente línea de bajo, mientras que la flauta transversal sigue presente, de igual manera el piano y las percusiones hacen su aporte. La guitarra se escucha muy tenuemente. Es el turno de la excelente ‘Down In Mexico’, que presenta un intro más acústico aderezado con la voz de Alfredo. Pronto la guitarra eléctrica explota, y con ella llega la base rítmica, formando texturas de psicodelia en su estado más puro. El estribillo es bastante funcional. Al final, aparece otra sección acústica con flauta transversal incluida.

Los arreglos de guitarra eléctrica al comienzo de ‘Love The One You’re With’, son muy funcionales, y afortunadamente se repiten en varias partes de la canción. También hay lugar para una sección de metales. Las originales guitarras en ‘A Dome Of Love’, son de lo mejor, incluso por momentos suenan medio funkies, pero también hay lugar para los acordes distorsionados. Una joya. La influencia de Armando Nava y sus Dug Dug’s, es más que notoria en ‘I’m Dying’, track completamente lleno de ese típico sonido de la banda originaria de Durango. Gran ensamble de percusiones, bajo, batería y una estupenda guitarra psicodélica. El resultado es excelso. 

La flauta de Armando aparece en la magistral ‘Buried Alive’, mientras que la base rítmica es complementada con el sonido del cencerro, logrando crear una estructura caótica, que recibe los contundentes acordes de las guitarras, que llenan de sonidos levitantes este sorprendente track. Aquí es donde estos músicos vuelven a dejar claro que estamos ante una super banda, y también es donde se vuelve a percibir esa esencia Dug Dug’s, especialmente del corte ‘Hagámoslo Ahora’. ‘The Gift’ contiene elementos psicodélicos y también presenta parte del intro de ‘Down In Mexico’, como un enlace al siguiente y último track. 

‘A New Man Is Born In Me’ es un ejercicio de psicodelia folk con toques progresivos. La voz, aunque sigue en su peculiar estilo, es muy atinada. La duración de este track, permite que haya suficientes cambios de estructura, en donde conviven estupendos pasajes ácidos, rasgueos acústicos, y momentos protagonizados por la flauta transversal, etc. Este último instrumento fue ejecutado por Armando Nava. También se presentan continuos abordajes al intro de ‘Down In Mexico’. Una obra maestra, así de simple. 

El posterior legado

Sin lugar a dudas, este álbum es una auténtica rareza del rock latino, muy codiciado, no solo por ser una obra musical ejecutada por músicos demasiado talentosos, que procedían de bandas muy importantes para el rock latino, sino también por el morbo que provoca el origen familiar de su creador, que evidentemente, no tenía la culpa de las acciones de su padre. Y respecto a esta raíz familiar, hay una historia sobre una fiesta que Alfredo organizó en la Residencia Oficial de Los Pinos, aprovechando la ausencia de su padre, que supuestamente había salido de la ciudad. Uno de los invitados a esa «reunion», era Jim Morrison, que había venido a nuestro país, y con quien al parecer, el hijo del presidente había entablado una amistad.

Pero todo terminó cuando sorpresivamente, Gustavo Díaz Ordaz llegó y se encontró con una fiesta llena de alcohol y drogas, y enfurecido, corrió a todos, incluido al frontman de The Doors. Después de estos disgustos a su conservadora familia, Alfredo se retiró del medio, y regresaría en los años ochentas con Lucrecia, un proyecto funk de gran calidad, además de retomar su carrera como productor, llegando a producir a actos como El Tri, e incluso a Thalia, con quien también tuvo un romance. En palabras de Alex Lora, Alfredo contaba con un lujoso estudio de grabación en Estados Unidos, en donde llegaban a grabar músicos como Jeff Beck y Kiss. Desgraciadamente, en los años 90’s, el talentoso músico y productor pierde la vida, aunque su nombre había quedado escrito ya, en la historia del rock azteca y latino.