*Fotografías por cortesía de Sebastián Mejorada
Había grandes expectativas en torno al Festival Catharsis, en parte por los nombres que formaban parte del evento; algunos de ellos, nunca habían pisado tierras tapatías. El lugar, por otro lado, era también algo que no había experimentado, por lo cual la curiosidad era aún mayor.
Llegué a temprana hora y ya se escuchaba el ruido a media cuadra, lo que indicaba que la banda había empezado bastante puntual. El lugar parecía desde fuera, una vieja y pequeña bodega de la zona. Entré y me dio gusto que ya hubiese algo de gente dentro, pues la mayoría de veces, los primeros grupos suelen adolecer de una mayor audiencia; esto hablaba bien del interés que despertaban los grupos, así como la apertura de los que acudían.
Esa primer banda que ya estaba ofreciéndose, era Satánico Pandemonium, quienes de entrada, sorprendían con ese sonido tan espeso y apesadumbrado del cual hacen gala y que como punto de partida para el festival, auguraba una gran noche. Bien habían prometido dentro del mismo festival que todas las bandas podrían representar dignamente el concepto del festival y ser igualmente potentes, por lo que parecían cumplir de entrada, con lo dicho.
La segunda banda en presentarse era el dueto Terror Cósmico, que aún con ciertos puntos en contacto con la primer agrupación, podíamos distinguir perfectamente su propuesta, la cual condensaba por momentos agresividad y pesadez, con momentos más atmosféricos. No cabe duda que con propuestas como esta, se demuestra que el doom/stoner en México está gozando de cabal salud. Mención aparte merece la espectacular portada de su último álbum Miasma -lástima que no contaba con dinero para hacerme de ella-.
La tercer banda en presentarse fue Carrion Kids, que le darían un giro al festival de ciento ochenta grados hacia el garage/punk. Su presentación sería tan energética como divertida, con una gran presencia escénica y despliegue instrumental que considero que en una hora posterior, hubieran incendiado el escenario, pues aunque seguía llegando gente, con un público más nutrido, se hubiera puesto todavía mejor su presentación. Grata sorpresa.
Llegó la hora de la primer banda tapatía de la noche, con el Conjunto Musical de Fabriccio de la Mora, quien con muchas caras conocidas de la escena tapatía se plantó en el escenario para descargar toda su potencia. En esta ocasión, a diferencia de la primera vez que los vi, sonó menos espacial pero más dura. De cualquier forma en que se planten, es un proyecto que bien vale la pena seguir de cerca.
Ahora sería el turno de Vinnum Sabbathi, una de las bandas más interesantes de la escena mexicana doom/stoner, que con su propuesta espacial de sci-fi se apoderaría del escenario. La banda intercala un gran poderío instrumental con mucha creatividad, y esto se notaba en su gran performance, aunque por momentos se desvelaban algunas fallas en la ecualización del sonido que aunque no demeritaban el todo, si ocasionaban que algunos detalles de la producción no fuesen tan claros.
Mengers, una de las bandas que más esperaba, hacía su aparición en compañía del gran productor Hugo Quezada -quien se ha vuelto una especie de cuarto miembro del grupo- para volver a virar los sonidos hacia el garage/punk, y fue con esta banda, en donde el slam hizo su aparición. Una presentación intensa y ruidosa marcaba la presentación de esta gran y joven banda.
Después, tocaría el lugar a Fumata, quienes posiblemente tocaron el set más pesado y salvaje del festival con su doom metal y sludge sin contemplaciones. A pesar de esa oscura y pesada descarga sonora que la banda suele desplegar, el ambiente denso y más atmosférico se mantenía durante su presentación.
Tocaría ahora otra de las bandas más esperadas por la audiencia, Belafonte Sensacional, quien da gusto verlos nuevamente en carretera, luego de el incidente que tuvo Israel y Perritos Genéricos con la impresentable policía de CDMX. La emblemática banda se entregó como es su costumbre, mostrándo su lado más ácido e intenso -posiblemente por el tono que el mismo festival había marcado ya-. La banda ha ganado muchas tablas en el escenario, logrando manejar de forma estupenda los tiempos y la intensidad de sus presentaciones, aunque acomodado dentro del formato de festival, se sintió un tanto corta su presentación.
El festival llegó a su parte más madura entrando de lleno al punk con un par de bandas hoy día, emblemáticas. Por un lado, Los Viejos, que demuestran que basta con una guitarra y una batería para mantener un set a todo tren con temas macizos y trepidantes y por ende, hacer parte a la audiencia que ya incendiaba el mosh pit.
El cierre quedaría en manos de los tapatíos Los Monjo, quien venían celebrando la compilación de Legado Familiar con un ingrediente extra y que era bastante apetecible por si mismo: la presentación por única vez de la banda con Tucho, su vocalista original, quien como ya era de todos sabido, es un frotman con una gran presencia escénica y energía. La banda desplegó varios de sus temas más conocidos terminando ahora si, por provocar una hecatombe entre el público, que incluyo que no hubiera vallas de por medio, pues la misma audiencia las derrumbó. No pudo haber mejor cierre.
En términos generales, el Festival Catharsis había sido una noche estupenda y entretenida, con un line up memorable y con un nivel por demás parejo en su despliegue musical, con algunos detalles a mejorar, como la ecualización, en especial hacia algunas bandas de una mayor complejidad instrumental como Mengers, Belafonte Sensacional o Vinnum Sabbathi, que provocaba que se perdiera o sonara menos algún instrumento en el camino, aunque eso no significaba en general un lastre, o la cerveza -en ocasiones, a una temperatura más tibia, aunque eso es un mal muy común en eventos-.
El lugar por otro lado, cumplió, el escenario es de un muy buen tamaño y la gente se puede ir distribuyendo muy bien. No fue un lleno, pero si hubo buena audiencia. Esperémos que este estupendo festival siga creciendo y teniendo cada vez mejores ediciones en un futuro. Mientas tanto, este quedará en nuestra memoria.