Surgidos en California, en el año 1965, The Electric Prunes iniciaron como una banda de garage y surf, llamada The Sanctions, conformada por James Lowe (voz, guitarra), Mark Tulin (bajo), Ken Williams (guitarra lider), además de Michael «Quint» Weakley (batería). Pronto se les unió Dick Hargrave, un tecladista cuyo paso fue efímero, aunque aún así, está etapa quedó prensada en algunas grabaciones, que permanecieron inéditas hasta el año 2000, cuando fueron editadas por el sello Heartbeat Productions, bajo el título Then Came The Electric Prunes.
Pero la suerte vendría pronto, cuando durante un ensayo en un garage, el cuarteto se cruzó con Barbara Harris, una agente de bienes raíces que tenía sus contactos en la industria musical, entre ellos, al productor Dave Hassinger, conocido por su trabajo para bandas como The Rolling Stones, y quien se interesó en ellos, pero no sin antes, pedirles un cambio de nombre, y de esa manera surge The Electric Prunes.
La primera grabación lanzada fue una versión a ‘Ain’t It Hard’, original de los folkies, Gypsy Trips, misma que no le fue muy bien en cuestión de éxito, pero aún así, el sello Reprise les ofreció un contrato, en el que Dave estaría tomando las decisiones respecto a la banda. Ya con un contrato, la banda sufre una baja, cuando Weakley abandona la agrupación, dejando los tambores sin ejecutante, por lo que llegaba Preston Ritter a suplirlo. Pero también se unía a la agrupación, el guitarrista James «Weasel» Spagnola, formándose con esta adición, un quinteto.
El control sobre la banda, otorgado por Reprise a Dave Hassinger, se notó inmediatamente, cuando el productor ignora las composiciones originales del grupo, y recurre a las compositoras Anette Tucker y Nancie Mantz para encargarse de la escritura. Y durante las sesiones de grabación, ocurrió un descuido de Dave en consolas, quien no cuidó el nivel de volumen en cabina, lo que provocó un ruido de guitarra muy fuerte y peculiar, debido a una manipulación que Ken hacía a base de un fuzztone y un trémolo, esto con la palanca de movimiento Bigsby. Pero los monitores externos no estaban encendidos, de manera que Dave no lo percibió, aunque afortunadamente si estaba siendo grabado, así que Lowe salió de cabina y pidió al productor que guardará ese fragmento.
Ese error, fue el punto de partida para ‘I Had Too Much To Dream (Last Night)’, el primer hit de la banda, considerado un himno del rock ácido. Este sencillo fue editado a finales de 1966, pero su impacto siguió en 1967, cuando la psicodelia explotaba desde San Francisco para el mundo. Y fue precisamente ese historico año, cuando es editado el álbum debut de la banda, titulado The Electric Prunes, un clásico en donde la creatividad de la banda brilla, con ese sonido tan ácido y peculiar, aunque desgraciadamente en este debut, los integrantes no pudieron aportar más, ya que luchaban a contracorriente de las decisiones de Dave, que seguía empeñado en usar las letras de la dupla Tucker-Mantz, algo que evidentemente no iba muy acorde con lo que la banda quería transmitir. Obviamente, ‘I Had Too Much To Dream (Last Night)’, fue incluido en este LP.
Ya para el segundo trabajo del grupo, titulado Undeground, el productor les dio más libertad, pero en el proceso de grabación, Ritter se baja del barco y regresa el baterista original, Weakley. Por su parte, Spagnola tuvo problemas de salud y tuvo que bajarse también, llegando Mike Gannon para terminar las grabaciones. Tras el éxito mediano de Underground, el productor Dave Hassinger y el manager Kenny Poncher, sugieren a la banda, grabar un álbum conceptual de música gregoriana psicodélica, para lo cual reclutan al músico de formación clásica, David Axelrod, que se encargaría de componer la música, dando como resultado Mass In F Minor, una interpretación de la misa, cantada en griego y latín.
Pero la complejidad de los arreglos creados por David Axelrod, fue un desafío que los músicos de la banda no pudieron enfrentar, ya que solo Mark Tulin sabía leer música, así que el productor recurre a músicos de sesión, entre ellos los canadienses The Collectors. En el resultado final, solo Lowe, Weakley, y Tulin participaron en todas las canciones, mientras que Williams y Gannon solo aparecieron solo en los primeros tres tracks.
‘Kyrie Eleison’ abre la obra, con cantos gregorianos y una vibra ácida y espiritual muy fuerte. El nombre hace referencia a una plegaria griega que significa «ten piedad de nosotros». El peculiar sonido de una de las guitarras se funde con los arreglos del órgano, a lo que se suma la base rítmica y otra guitarra emitiendo un solo en su estado más ácido. Una versión mucho más oscura apareció en la cinta de culto de 1969, ‘Easy Rider’, estelarizada por los dos actores de la época, más involucrados con el movimiento psicodélico: Peter Fonda y Dennis Hopper. En esta cinta, aparecieron en la banda sonora, otros actos como Electric Frag, Jimi Hendrix, Roger McGuinn, The Byrds, Steppenwolf, The Band, etc.
Un órgano se hace presente en el inicio de ‘Gloria’, para posteriormente dar paso a un lapso de voces, a las que se agregan las guitarras, órgano, bajo y batería, encaminándose hacía terrenos rebosantes de combustible lisérgico. Destaca el duelo entre la base rítmica, y la guitarra. Los tres instrumentos se entrelazan en una guerra de protagonismo en donde están a un gran nivel de efectividad. Los arreglos orquestales son exquisitos y enriquecen perfectamente la vibra de la banda.
Las orquestaciones abren las labores en ‘Credo’, compartiendo sonidos con la batería. Los acordes distorsionados también se unen, de igual manera las voces hacen lo suyo. Nuevamente hay que destacar el trabajo en las guitarras, que hacen un trabajo increíble en paralelo de los sonidos de orquesta. En ‘Sanctus’, la fusión orquestal con los sonidos ácidos sigue siendo el eje. Y aunque la duración no sobrepasa los tres minutos, es un gran momento dentro del álbum.
‘Benedictus’ es uno de los puntos altos de la obra, con un excelente trabajo en voces, mismas que son cantadas en latín. Destaca la excelente línea de bajo que es acompañada por una sigilosa batería y un órgano. Las guitarras avanzan de manera más discreta, sobresaliendo únicamente en algunos lapsos. ‘Agnus Dei’ concluye la obra, en medio de riffs que se esparcen entre los arreglos orquestales. Todos los sonidos en conjunto forman una verdadera telaraña ácida que es una muestra de como debe de sonar la psicodelia.
A pesar del buen resultado musical, Mass In F Minor fue desdeñado sin piedad por la crítica, algo exagerado, a decir verdad, ya que como ejercicio musical resultó bastante positivo, convirtiéndose en un álbum de culto, algo que se incrementó con la aparición de ‘Kyrie Eleison’ en el soundtrack de la cinta ‘Easy Rider’. Respecto a presentaciones en vivo, la agrupación solo ofreció un único show en el que interpretaron la obra, aunque esto resultó ser un completo desastre, ya que la banda no pudo seguir correctamente a los músicos de la orquesta; aunado a eso, los altavoces de un amplificador explotaron, lo que provocó que algunas partituras se cayeran de los atriles, a lo que Tulin, siendo el más experimentado por su formación musical, tomó el control, pidiendo a los músicos adicionales, que acompañarán a la banda en una improvisación en E (Mi Mayor).
Según Tulin, al final, varios fans, que seguramente no se percataron de que los músicos no sabían ni que estaban tocando en ese momento, se acercaron a comentarles cosas como «no sabíamos que les gustaba el jazz de vanguardia», esto último, queda como una divertida anécdota, de esas que solo la música puede brindar. En resumen, Mass In F Minor, es un álbum muy recomendable para quienes gustan de esos sonidos ácidos y espirituales. Un álbum que sin lugar a dudas sembró un precedente para lo que años más tarde, harían bandas como OM, y eso es más que suficiente para valorar en su justa dimensión esta menospreciada obra, que se trata de la primera, o una de las primeras en su estilo.