Marty Robbins – Gunfighter Ballads And Trail Songs

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La gran figura de Marty Robbins

AMD Inc.-management, Public domain, via Wikimedia Commons

Si bien, el nombre y obra de Marty Robbins, son la representación del outlaw country, este hombre nacido en 1925 Arizona, es también uno de los grandes ídolos juveniles de todos los tiempos, ya que le toco vivir la llegada del rock and roll, y fue pilar dentro del género, algo que muchas veces no se le reconoce. En su primera etapa, su estilo musical iba de la balada al rockabilly (este último género era una de las ramificaciones del country), y su importancia en la escena musical era tanta que hasta monstruos como Elvis Presley versionaban sus hits. Pero antes de figurar en la escena musical, Robbins estuvo alistado en el ejército, como parte de la marina; esto durante La Segunda Guerra Mundial, y sería durante ese periodo, que aprendió a tocar la guitarra, un pasatiempo que sin saberlo, sería su pase a la inmortalidad.

En 1947, tras abandonar las filas de las fuerzas armadas, comienza a tocar en su lugar de origen, ganando renombre, al grado de que pronto tendría un programa radiofónico, y posteriormente, su programa de televisión en la cadena KPHO-TV, titulado ‘Western Caravan’, en donde llegó a presentarse el músico country y ahora leyenda, Little Jimmy Dickens.

Y fue precisamente Dickens quien obtendría un contrato para Robbins, esto con el sello Columbia, y para 1956, aparece su álbum debut ‘Rock’n Roll’n Robbins’, seguido de ‘The Song Of Robbins’ (1957), ‘Song Of The Islands’ (1957), y ‘Marty Robbins’ (1958). Con este álbum cerraba su era más pop, ya que en el siguiente año, vendría un parteaguas en su carrera, cuando es editado la piedra angular del country western, y el álbum pionero del verdadero outlaw country: ‘Gunfighter Ballads And Trail Song’, un fenómeno comercial y musical que lo colocó en la cúspide del género. 

 

La piedra angular del Outlaw Country

Y es que desde el título, es evidente el contenido musical, ya que aquí solo había cabida para historias de pistoleros, duelos a causa del amor de una mujer, forajidos sentenciados a la horca, etc. Con este LP, el cantautor mostraba su fascinación por la cultura del Viejo Oeste, una pasión desarrollada gracias a las historias que su abuelo le contaba de niño.

Y para coronar tan estupendas letras, era menester contar con un gran equipo de músicos, y vaya que lo hubo, ya que aparte de Robbins en voz y guitarra, también se agregaron los talentos del legendario Grady Martin en la guitarra solista, y complementando el trabajo en las seis cuerdas, estaba Jack Pruett. La base rítmica estaba conformada por el reputado bajista Bob Moore, además de los parches de Louis Dunn y como coristas, la presencia de Bobby Sykes y de nada más ni nada menos que de los iconos del country, Tompall & The Glaser Brothers.

Lado A

‘Big Iron’, de la autoría de Robbins, abre labores, presentando una estructura country folk con un inicio y un final muy rockabilly. La interpretación vocal es excelente, algo nada raro considerando el nivel como cantante que tenía Robbins. Esta canción es una de las más conocidas de este disco. Es el turno de una versión al estándar country, ‘Cool Water’, original de la leyenda Bob Nolan, fundador de Sons Of Pioneers, uno de los grupos más influyentes dentro de la música country. Esta canción también fue versionada por Johnny Cash, entre otros. La participación en coros de Bobby Sykes y Tompall & The Glaser Brothers es excelente, y se acoplan bastante con la voz principal. 

La tradicional ‘Billy The Kid’ es presentada con una estructura musical cercana a la música tradicional mexicana de los años 50’s, con una excelente interpretación de la guitarra española. La letra, obviamente habla sobre Billy The Kid, uno de los forajidos más emblemáticos que existieron, quizá solo superado por Jesse James, el forajido más legendario del Viejo Oeste. Y al igual que sucede con Jesse, por allí existen muchas películas sobre Billy, destacando ‘Patt Garrett & Billy The Kid’, estelarizada por el músico y compositor country, Kris Kristofferson, además de Bob Dylan. Esta cinta narra parte de la vida de Billy, hasta su muerte a manos del Sheriff Patt Garrett, y fue filmada en  México, en Durango, para ser exactos. Una de las mejores películas en la historia del cine western. 

Volviendo a la canción, la estructura fonética de la voz, fue usada por el ex Country Joe and the Fish, Joe McDonald, cuando dejó las huestes psicodelicas de su banda, para iniciar su carrera en solitario, siguiendo el rumbo marcado por bandas como Dillar & Clark y The Byrds, que habían mutado hacía los terrenos del country. Joe se basó en la estructura de la voz de esta canción, para calcar encima la letra de ‘So Long’, original de Woody Guthrie. El cover apareció en el álbum ‘Thinking Of Woody Guthrie’ (1969), el tributo country que Joe rindió al rey del folk. 

‘A Hundred And Sixty Acres’ escrita por David Kapp, es otro gran momento, con un excelente estribillo y una estructura media Hillbilly, con una guitarra española aportando rasgueo, además de la presencia de los coros de Sykes y Tompall & The Glaser Brothers. En ‘They’re Hanging Me Tonight’, escrita por James Low y Art Wolpert, Robbins confirma su nivel como cantante, algo que no se le reconoce muy a menudo, pero se necesita ser sordo para no darse cuenta de que se trata de una de las mejores voces de su época y de todos los tiempos.

En lo musical, la canción presenta arreglos de guitarra acústica y el sonido del contrabajo, teniendo como resultado un country con esencia pop. La letra, como su título lo indica, narra una historia en primera persona, de un vaquero condenado a la horca, debido a un crimen pasional, cuando mata a su pareja y a su amante. El hombre esta en prisión, esperando a ser colgado esa noche. Joya de canción. 

‘The Strawberry Roan’ es un hit original de Curley Fetcher, el legendario vaquero poeta y compositor. Aquí es retomado por Robbins, en una de muchas versiones a este clásico. La estructura presenta ese sonido country con una esencia de la música ranchera mexicana de los 50’s. Otro grandioso momento. Y como dato adicional, al igual que lo hizo con ‘Billy The Kid’, el músico Country Joe McDonald también uso la estructura vocal y musical de esta canción, ahora para la versión a ‘Roll On Columbia’, también contenida en su ya mencionado álbum tributo a Woody Guthrie, ‘Thinking Of Woody Guthrie’. 

Lado B

El Lado B abre con la canción más inmortal de este álbum: ‘El Paso’, escrita por Marty Robbins, con una estructura más cercana a la música tradicional mexicana de la época. La letra narra una historia en primera persona, de un vaquero en tiempos del Salvaje Oeste, que en una cantina en El Paso Texas, se enamoro de una mujer mexicana llamada Feleena (este nombre surgió de una compañera y amiga mexicana que Robbins tuvo en quinto grado, llamada Fidelina Martínez), pero cuando la ve compartiendo un trago con otro hombre, siente celos y lo desafía a un duelo, terminando con la vida del susodicho, lo que lo hace huir y refugiarse en las tierras de Nuevo México.

A pesar de ello, su obsesión por Feleena es más grande, y vuelve a El Paso a buscarla, pero al llegar es ultimado a balazos y muere en brazos de su amada. Esta magistral creación, es considerada una de las mejores canciones de todos los tiempos, y es considerada un hito cultural. Posiblemente la obra cumbre del country western. 

‘In The Valley’, también escrita por Marty Robbins, es un track cercano a la balada country, con una letra western, obviamente. Destacan los arreglos de guitarra acústica. Llega otro track original de Robbins. En el plano musical, ‘The Master’s Call’ se conduce en un country más alegre y galopante, cercano a lo presentado por músicos como Johnny Cash. Marty Robbins luce excelentemente su voz. ‘Running Gun’ de los grandiosos Tompall Glaser y Jim Glaser, integrantes de Tompall & The Glaser Brothers, es retomada con esta versión, en donde participan sus autores en las voces adicionales. Grady Martin aporta arpegios de guitarra, complementando la base rítmica. 

‘The Little Green Valley’, compuesta por Carson Robinson, es otro gran momento, en donde el estilo de tendencias hillbilly hace acto de presencia. El estribillo de esta canción es muy bueno. El álbum concluye con la tradicional ‘Utah Carol’, que se viste con la excelente voz de Robbins, los arpegios cortesía de Grady y el galopante contrabajo de Bob Moore. La verdad es que esta versión es magnífica, y es un final grandioso para un álbum tan legendario. 

La aparición de esta obra maestra, le trajo a Marty Robbins, un Grammy en la categoría de mejor grabación country y western; y a la fecha, este registro discográfico es considerado una obra icónica de la música estadounidense, con un impacto cultural que abarca mucho más allá de lo musical. También ha sido citado muchas veces como uno de los mejores álbumes de la historia, no solo del country, sino de cualquier género. Su influencia se puede palpar en muchos músicos, que van desde Willie Nelson, Johnny Cash, hasta The Grateful Dead. Estos últimos incluso realizaron una versión en un tono más rock, a ‘El Paso’.

La vigencia de este LP está presente hasta nuestros días, y en el 2010, ‘Big Iron’ fue incluida en el videojuego ‘Fallout: New Vegas’, y esto hizo surgir el interés de muchos jóvenes por el álbum, algo reflejado en su creciente popularidad, y por si fuera poco, ‘El Paso’ apareció en el episodio final de la laureada serie Breaking Bad. 

Con la recepción e impacto de ‘Gunfighter Ballads And Trail Songs’, Robbins editaría la secuela, que llevaba por nombre ‘More Gunfighter Ballads And Trail Songs’, esto en 1961, y ese mismo año, vendría otro punto cumbre en su carrera, y un punto cumbre en la historia de la música, ya que se aproximaba el nacimiento de una revolución que vino a cambiar la historia del rock y de la guitarra, desde esas fechas hasta nuestros días. Un episodio que merece un lugar especial en esta reseña:

 

El nacimiento del Fuzz

En el mencionado año 1961, Marty Robbins editaría el single ‘Don’t Worry’, un track que al escucharlo por primera vez, da la impresión en su parte inicial, de ser un corte totalmente pop, aunque no es tanto así. Durante las sesiones en el estudio, el guitarrista Grady Martin grabó sus pistas con una guitarra barítono, pero no contaban con que el preamp tenía una falla, lo que ocasionó que el sonido grabado resultará distorsionado y grave. Ante este error técnico, lo lógico hubiera sido reemplazar el preamp y volver a grabar, pero había algo único en ese sonido, así que decidieron dejarlo así. 

Con la aparición del single, este nuevo efecto dejó boquiabiertos a propios y extraños, era algo maravilloso y había que buscar la forma de replicarlo, así que los ingenieros Revis Hobbs y Glenn Snoddy, se dieron a la tarea de lograrlo, creando el primer pedal Fuzz Tone, mejor conocido como Maestro FZ 1, un modelo no tan exitoso en ventas, pero que discretamente llegó a manos de Keith Richards, y sería este el pedal elegido para lograr el riff de ‘Satisfaction’, esto en 1965, y en ese mismo año, Paul McCartney llevaría el FZ 1 a otro nivel, cuando decidió usarlo para su bajo en la canción ‘Think For Yourself’, del album ‘Rubber Soul’.

Aquí iniciaba ya una nueva era, y con la llegada del movimiento psicodélico, el fuzz se convirtió en imprescindible. Con el boom, surgieron nuevas versiones de este efecto, como el Tone Bender (usado por Jimi Page), el Fuzz Face (usado por Hendrix), el Univox Super Fuzz (usado por actos como The Stooges, The Who, Electric Wizard, Fu Manchu, etc.), y por supuesto, el Big Muff, que es un símbolo dentro de géneros como el stoner. 

Sin este accidente, posiblemente la historia de la guitarra, del rock y de la música popular en general, sería muy distinta. Tras este historico paso iniciado en ‘Don’t Worry’, la carrera de Robbins seguiría dando frutos; incursionando en la actuación, participando en múltiples películas, además de su destacada trayectoria como piloto de carreras en NASCAR, y obviamente como músico, logrando un gran número de hits y una discografía demasiado amplia y excelente, que desgraciadamente se vio interrumpida en 1982, cuando el músico pierde la vida a causa de problemas cardíacos. Con su muerte, se iba uno de los hitos dentro de la música popular, y también comenzaba su leyenda. 

Y si bien, entre los más devotos fieles de Marty Robbins se encuentran o encontraban nombres como Johnny Cash, Elvis Presley, Mike Ness, Don McLean, entre muchos más, sin duda alguna, nadie definió mejor la grandeza de Robbins, que Pete Townshend de The Who, cuando en el 2006, la banda incluyo en el álbum ‘Endless Wire’, una canción escrita por Townshend, llamada ‘God Speaks Of Marty Robbins’, que en la propia explicación del músico, trata sobre la decisión de Dios de crear el universo solo para poder escuchar música, y sobre todo, a una de sus más grandes creaciones: Marty Robbins.