El primer disco escrito 100% por Dylan
Este año se cumplen seis décadas del lanzamiento de The Times They Are A-Changin’, el tercer álbum de estudio de Bob Dylan.
Se trata de un disco curioso ya que, debido al tema que le da su título, está en la mente de cualquier fan de Dylan, aunque rara vez es mencionado como una de sus grandes obras como álbum. Esto es por demás injusto ya que bastaría con repasar la lista de canciones que lo componen para colocarlo dentro de sus trabajos más destacados, sin embargo, hay algunas cosas que lo hacen pasar un poco desapercibido.
Creo que hay dos elementos principales para que esto suceda: el espacio temporal que ocupa y la ausencia del humor que caracteriza a Dylan.
Dentro de su discografía, The Times They Are A-Changin’ se encuentra (junto a Another Side Of Bob Dylan, del mismo año) entre The Freewheelin’ (1963), un disco ampliamente laureado y su bestial trilogía Bringing It All Back Home (1965), Highway 61 Revisited (1965) y Blonde On Blonde (1966). El poder de la comparación suele tener siempre un efecto y, en ese caso, lo hace parecer menor frente a tal compañía.
Durante ese 1964 en el que fue lanzado, Dylan aparece por segunda vez en el Newport Festival, consolidándose dentro de la escena Folk. Misma que lo crucificaría tan solo un año más tarde justo en ese festival.
Más tarde en ese mismo año tocó quizás el último de sus conciertos ilustres totalmente acústicos, el concierto de Halloween en el Philharmonic Hall de Nueva York, ese en el que usó su máscara de Bob Dylan y compartió escenario con Joan Baez durante cuatro temas.
Justo en la grabación de este directo es que se aprecio ese segundo elemento que mencioné anteriormente: el humor. Si bien en este concierto se tocan tres temas de The Times They Are A-Changin’: el que le da título, “The Lonesome Death of Hattie Carroll” y “With God on Our Side”, estos están intercalados durante el set con temas más ligeros que dan un respiro, cosa que no sucede dentro del álbum, que además vuelve a la instrumentalización austera (únicamente guitarra acústica y harmónica) de su debut, pero en esta ocasión con una crudeza que acompaña las sombrías temáticas de cada tema.
Independientemente del por qué suele ser pasado por alto, se trata de un disco extraordinario que canción tras canción demuestra las capacidades del más grande artista de, al menos, los últimos cien años.
Destaco “The Times They Are a-Changin’”, “With God on Our Side”, “Only a Pawn in Their Game” y “The Lonesome Death of Hattie Carroll” como himnos eternos de la lucha social de los sesentos, pero con absoluta relevancia hasta el día de hoy; “Ballad of Hollis Brown” como una de las canciones que más brutalmente relatan la realidad de la miseria rural, incluso dentro de países aparentemente ricos; y en el lado romántico “Boots Of Spanish Leather”, una canción de amor total y “One Too Many Mornings” un paisaje de (des)amor en el que una relación decae y otra inicia.
Sumando a lo anterior: “North Country Blues”, “When the Ship Comes In” y “Restless Farewell” tenemos un disco que firmaría con gusto quien sea.
Durante las sesiones de grabación para este álbum, Dylan registró otros temas que quedaron descartados por distintos motivos y que eventualmente vieron la luz en bootlegs o recopilaciones: “Percy’s Song”, “Moonshine Blue”, “Lay Down Your Weary Tune”, “Only a Hobo”, “Paths of Victory”, “Restless Farewell”, “Eternal Circle” y “Suze (The Cough Song)”. En pocas palabras, Dylan estaba inspirado.
Siempre es buen momento para escuchar este álbum, tan genial y tristemente vigente como cuando fue lanzado. Disfrutémoslo y esperemos que no tengan que pasar otros 60 años para por decir por fin que las cosas han cambiado.