Emisarios de las sombras en busca de la salvación y la promesa del cielo
Hace ya dos décadas aproximadamente, que Satanás, o Dios, extendieron su mano, para liberar entre los valles y praderas de distintas regiones de Estados Unidos, Canada y Australia, un ejército de músicos que llegaban a patear el trasero a los falsos exponentes del country (léase, country pop), con un nuevo sonido denominado como southern goth, o country goth. Músicos que igual tenían un fanatismo hacia Johnny Cash o Marty Robbins, que a Nick Cave, entre otros, dando como resultado, un nuevo estilo donde las historias de pueblos, carreteras y valles malditos, posesiones demoníacas, maldiciones, almas en pena, etc. Se mezclaban con la espiritualidad,la religión, y la esperanza de salvación.
Actos como Angry Johnny & The Killbillies, Me and that Man, Jayke Orvis, Boneyard Rider, Desert Noises,Lonesome Wyatt & The Hoply Spooks, Highlonesome, Jay Munly, King Dude, Blues Saraceno (ex guitarrista de Poison, a quien se le atribuye el ser quien moldeara al género), 16 Horsepower (quienes se adelantaron a su época, y ya cuentan con más de 3 décadas haciendo de las suyas, antes de que el género existiera), Ben Nichols, Hank III (tercero de la dinastía Williams), y por supuesto, los australianos Graveyard Train, y los canadienses The Dead South (quienes posiblemente sean la banda más reconocida del southern goth). Pero dentro de toda esta camada, una banda originaria de Austin TX, se ha mantenido ignorada (más que las demás), a pesar de ser uno de los actos más brillantes no sólo en su rubro, sino de la música en general de los últimos años: Sons of Perdition.
Si hablamos de calidad, Sons of Perdition no le piden nada a las antes mencionadas, y posiblemente sean la mejor a nivel musical, pero parece ser que el mundo no está listo para escuchar el sermón de estos emisarios de las sombras, que a la vez maldicen a Satán. Surgidos en el año 2002, como una banda alterna de otra banda de desconocidos, que terminaría por volverse la prioridad musical de uno de los miembros de esa desconocida banda. Ese miembro, que se hace llamar Zebulon Whatley (voz, guitarra, banjo), tomaría el control de la banda, con colaboraciones esporádicas de sus ex compañeros, hasta que decide complementar el proyecto, con músicos más comprometidos, y es así que se le unen otros entes, quedando la alineación completa con Lacy Rose (piano y harmonica), Simon Broke (contrabajo), y Alex Hardie (batería).
Desde el nombre (no confundir con una banda alemana de metal), la agrupación despierta curiosidad en quienes no los han escuchado. Un nombre, cuyo origen, según su líder, surgió así: «Well, it’s a biblical phrase describing those few who are beyond salvation. They’re irredeemable. According to the Bible, even Jesus is powerless to save them, which is a hell of an accomplishment. I thought it was a perfectly morose name for gospel band, which was the original direction for the band.»
Origen y nombre entendibles, si se toma en cuenta que Zebulon Whatley, creció en una zona rural de Texas, donde la religiosidad, la esperanza de redención, las iglesias, espiritualidad y los sermones, eran el arraigo típico.
En el 2007, la banda haría su debut con el extraordinario, The Kingdom is on Fire, un álbum que sonaba a Marty Robbins palomeando con alguna banda gótica. De este disco, destacaban tracks como la religiosa ‘Blood in the Valley’, el country obscuro de ‘All he Wants (Is my Blood), el macabro inicio con ‘This Land is Cursed’, donde el banjo suena como si las manos de Satán lo estuvieran tocando, la nostálgica en sus arreglos, ‘Anhelo’, etc. Sin lugar a dudas, es el trabajo más country de su discografía.
Pasarían tres años, para que la agrupación editará su segunda placa, de nombre Psalm of the Spiritually Dead, una obra que raya en lo conceptual, con todas las canciones llamadas, ‘Psalms of…’ (‘Psalm of Hell’, ‘Psalm of Retribution’, Psalm of Solitude’, ‘Psalm 138’, etc.). Un disco tan espiritual, como macabro, que al final resulta un poco difícil de digerir a la primera escucha, pero que con paciencia, te termina cautivando.
Para su tercera placa, editada en el 2013, nuevamente la banda sigue un tono musical similar al del álbum antecesor. Trinity, que es considerado por muchos como su mejor disco, y la verdad, es que es un trabajo excelente, pero también es un disco algo difícil de digerir. Sobresalen en el mismo cortes como ‘Exile’, ‘O Daughter of Babylon’, ‘The Serpent’, ‘Night passage’, ‘Revelations’ o ‘Strangers in the Desert’.
Y como una tradición ya marcada en la banda, tres años después, aparece su último (hasta la fecha) álbum de estudio (en ese inter, fue editado un split, con Jaran Hereid, titulado, Fossils), de nombre Gathered Bloodque sin duda alguna es el más experimental, y donde se alejan casi por completo del country, para adentrarse en texturas que están dentro del space, gótico, hasta pinceladas doom. Esta dirección es evidente desde el corte de apertura, ‘Mul Nibiru’.
Otros tracks destacados son ‘The Opening’, ‘Lost in the Inner Heavens’, ‘Kannibalen von Rothenburg’ (en el primer álbum, ya había aparecido un corte llamado ‘Cannibals of Rothenburg’), donde la voz se torna muy parecida a lo hecho por Tilo Wolf. ‘Witches’, por otro lado, suena como si la banda hubiera colaborado con Two Witches, convirtiéndose en uno de los mejores cortes de toda su discografía. Otro track a destacar, es ese ejercicio de space gótico en ‘No Scape from Dreamland’, una joya, así de simple.La dirección musical de este álbum, daría a la tecladista Lacy Rose, el dominio en lo musical.
A la fecha, el futuro de la banda es incierto, ya que no han dado señas de tener intención de retornar. Por el bien de la música, esperamos que las fuerzas que rigen al mundo, vuelvan a manipular a estos entes para que pronto volvamos a disfrutar a una de las bandas más brillantes e injustamente subvaloradas de la era actual.
*Este artículo salió por primera vez en Nopal Eléctrico Radio.