The Pretty Things – S.F. Sorrow (1968)

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The Pretty Things es una de esas bandas británicas, que por diferentes causas, nunca tuvieron un reconocimiento masivo al nivel de otras agrupaciones de la época, como The Beatles o The Rolling Stones. Tal vez esa indiferencia que hubo hacia su obra, los emparenta con The Kinks.

A pesar de la calidad e innovación de la banda, esto no fue suficiente para evitar la sombra de los dos monstruos británicos, y para sumar más factores en contra, la banda se encontraba bajo el cobijo del mismo sello que respaldaba al cuarteto de Liverpool, quienes con el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, editado en 1967, se colocaban en la cima.

Esa piedra angular de The Beatles, marcaba el inicio de los álbumes conceptuales, pero no eran sólo ellos, en ese mismo año The Moody Blues editaban el maravilloso Days and Future Passed. Con esto, el rock daba un paso adelante, lo que llevaría al género a un nuevo camino: la Ópera Rock. Al hablar de este tipo de obras, el referente obvio son The Who, pero la realidad es que antes que ellos, The Pretty Things se convirtieron en los pioneros en editar un trabajo de este tipo: S.F. Sorrow.

Para este cuarto álbum, la banda conformada por Phil May (voz, guitarra), Wally Alen (bajo, voz, pianos y vientos), John Povey (sitar, teclados, percusiones), John Charles Alder (batería), y el co-fundador y bajista original de The Rolling Stones, Dick Taylor (coros, guitarra), irían más allá de lo que los mismos Beatles lo hicieran en el Sgt. Pepper’s.

S.F. Sorrow serí­a grabado en los estudios Abbey Road, bajo la producción de Norman Smith (The Beatles, Pink Floyd).

Joop van Bilsen / Anefo, CC0, via Wikimedia Commons

La trama de la obra fue desarrollada a partir de un cuento escrito por el vocalista Phil May (quien además serí­a el creador de la portada), y gira en torno a la vida del personaje principal, llamado Sebastian F. Sorrow. La historia toca temas como el nacimiento, la guerra, el amor, la locura, la tragedia, y la reflexión de vida en la etapa de la vejez (¿alguien dijo, The Wall?). Además de que la historia se apoyaba mucho en la narrativa impresa en el arte del álbum.

«S.F. Sorrow is Born», narra el nacimiento de Sebastian F. Sorrow, en un pueblo sin nombre. Musicalmente, es un corte psicodélico con excelentes arreglos. Un híbrido entre el folk de The Byrds y la psicodelia ácida. En «Bracelets of Fingers», Sebastian se convierte en un joven, cuyo despertar sexual le traería una gran decepción que marcarí­a su vida. En este excelente corte, la psicodelia se hace presente de nueva cuenta.

«She Says Good Morning», narra el enamoramiento y planes de matrimonio del protagonista, esto en medio de una canción magnífica, que no desmerece ante los dos tracks anteriores. Psicodelia de alto nivel. En «Private Sorrow», el personaje principal se une a un cuerpo militar, lo que lo lleva a participar en la guerra. Esto a su vez, frustra sus planes de matrimonio.

«Private Sorrow» es de esos tracks cuyo sonido se incrusta en tu mente, te hace volar. Así­ debe sonar la psicodelia. De los momentos cumbres de toda la obra. Al terminar la guerra, la prometida de Sorrow trata de reunirse con él, pero al viajar en un globo, este explota y ella muere. Esto sucede en «Balloon Burning». Aquí, los Pretty Things siguen dando cátedra de como hacer psicodelia, al grado de que a este punto, es más que obvia la grandeza del álbum.

«Death» es el dolor, el duelo por la muerte de su amada. El sitar surge para dar ese sonido psicodélico que va muy ad hoc con la letra. En medio de ese duelo, el protagonista conoce a un personaje espiritual conocido como ‘Baron Saturday’. En este punto, el álbum se torna psicodélico en su narrativa. Este track cuenta con sección de vientos y una esencia que remite un poco a The Beatles.

En «The Journey», el misterioso ser sumerge a Sorrow en un viaje espiritual por el inframundo. Aquí la guitarra acústica y las percusiones, conducen la canción, pero sin perder el toque psicodélico. Las voces remiten un poco a lo hecho por The Byrds. Otra joya. «I See You»: En ese extraño deambular espiritual, Sorrow sufre crueles revelaciones. El trip psicodélico sigue su marcha con esas guitarras distorsionadas, baterías que no siguen una estructura lineal, y arreglos ácidos que emergen a la superficie. Esas revelaciones lo llevan a asumir una cruel verdad del mundo: «Well of Destiny». Este corte es un viaje cósmico instrumental.

Sorrow se da cuenta que en este mundo nadie es de total confianza, y que llegará el día en que terminará solo, acompañado únicamente de su vejez. Esto en «The Trust». Este track es un pop psicodélico estupendamente bien logrado. En «Old Man Going», Sorrow termina en un aislamiento en una institución. Con el dolor y tristeza a cuestas. Aquí las guitarras distorsionadas son protagonistas. Psicodelia poderosa, sin concesiones.

Esto lleva la obra a su triste final, con «Loneliest Person». Un hombre viejo, atormentado y destinado a la soledad. En este corte que cierra este álbum perfecto, las guitarras acústicas hacen acto de presencia, para crear un ambiente de melancolí­a, concluyendo una de las más grandes joyas musicales de todos los tiempos.

S.F. Sorrow nunca tuvo el reconocimiento que merecía en su época (y aún no lo tiene). Incluso su propio sello, no tuvo interés en promocionarlo en Estados Unidos. El eco moderado que logró, sería gracias a que el legendario sello Motown, se interesaría en promover el álbum, a pesar de no ser una banda perteneciente al sello, ni una banda del estilo musical del denominado ‘sonido Motown». Los mismos The Who, menospreciaron su importancia, declarando que el álbum no tuvo ninguna influencia en ellos, a pesar de que las evidencias apuntan lo contrario.

Aún con todo eso, no se puede hablar de las óperas rock, sin nombrar a los pioneros y este álbum. Tal vez sin ellos, nunca hubieran existido obras como Tommy, The Wall, o hasta el American Idiot. Pero no sólo fueron influencia para estos trabajos, también influyeron en bandas tan aparentemente lejanas, como los ex black-metaleros noruegos, Ulver, (ahora convertidos en uno de los actos más respetados de la música de vanguardia), quienes mostraron su admiración por The Pretty Things, en su álbum tributo a la psicodelia, Childhood’s End: Lost and Found from The Age of Aquarius, con la inclusión de la excelente versión a «Bracelets of Fingers».

Así­ que la próxima vez que escuches el inflado álbum The Wall, sólo debes voltear a 1968, e inclinar la cabeza en señal de respeto. Como dato adicional, la alineación original regresaría en el año 1998 a interpretar la obra completa, con el legendario Arthur Brown como narrador y David Gilmour en algunas partes de guitarras. Dicha interpretación, sería registrada y editada en DVD, pero hasta el año 2013.

*Este artículo se publicó por primera vez en Nopal Eléctrico Radio.