The Sadies – Colder streams

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Dallas Good comentó unos meses antes de lanzarse el álbum, que era de lejos, el mejor disco que haya hecho nunca nadie. Él, lamentablemente moriría también antes de verlo editado por una afección cardiaca. 

The Sadies han llevado una carrera bastante respetable, aún con lo poco que han llegado a ser conocidos. Colder Streams, el álbum póstumo de Dallas Good, fue producido por Richard Reed Parry, multiinstrumentista que forma parte de Arcade Fire, que con once temas que conforman una joya digna de ser escuchada con resonancias muy bien aterrizaras y asimiladas del sonido melódico y psicodélico de los sesentas, el surf, el garage y el country. 

Y es que, en mayor o menos medida esas influencias salen a flote, de una forma por demás natural, muchas veces, dentro de un mismo tema. Desde la inicial “Stop and Start” nos encontramos con una estupenda melodía con grandes armonías vocales, luminosa y colorida, así como en “More Alone” donde siguen ahondando en esa calidez melódica sesentera, sin dejar de lado su estupendo cambio de intensidad. 

El lado mas country aflora en temas como “All the Good” o “Cut Up High and Dry” y el espectro más garagera en temas como “No One’s Listening”, “Ginger Moon” o “Better Yet” que incluso llega a ser una especie de proto punk sin renunciar nunca a su estela psicodélica. 

“Message to Belial” por otro lado, nos regala una hipnótica guitarra que hace que la instrumentación sobrevuele de forma libre, casi jazzistica y “So Far for So Few” es una delicia guitarrística y melódica por demás memorable. 

La banda se da el tiempo incluso de introducir descansos instrumentales que no demeritan, como la acústica “You Should Be Worried” o la aún mejor “End Credits” que da cierre al disco de forma espectacular como una especie de soundtrack de película western posmoderna. 

Colder Streams no es el mejor disco que nunca haya hecho nunca nadie (obviamente Dallas Good lo dijo de forma irónica y jocosa) pero si que es uno de los mejores discos de este año, y sobre todo, es un disco que cualquier músico se pudiera sentir orgulloso de lanzar. Y esto, ya es decir bastante.