The Seer: Texturas musicales para el apocalipsis

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The Seer es el duodécimo álbum de estudio de la agrupación de rock experimental Swans, comandada por el genio, artista, escritor y cantautor Michael Gira, el cual, a lo largo de 2 horas de crudo fervor desbordado nos ofrece una asombrosa experiencia sensorial a través de la música.

Cover

El disco cuenta con colaboraciones de Akron/Family, Jarboe y Karen O, no obstante, la tendencia a moldear a los artistas invitados al espíritu de las canciones en lugar de que sean ellos quienes aporten una nueva naturaleza a éstas, es la estampa de la autonomía creativa de Gira.

Escuchar The Seer es entrar a un obscuro ritual, experimentar un acto de adoración, implica perdernos y encontrarnos de nuevo en las sombras, en la opacidad que se derrumba. Una sensación medieval, yacer en las profundidades del bosque esperando que, en cualquier momento, un ser superior arribe y nos arrebate el aliento.

Sin embargo, no todo es obscuridad, las canciones bombean sangre, cálida y densa, hacia el corazón de una obra que cobra mayor relevancia cada vez que se escucha de nuevo en su totalidad. La travesía no será cómoda ni sencilla; imponente misión representa atravesar el pantano a medianoche, pero quien lo consigue, encuentra en el resplandor de las estrellas su recompensa.

Gira

The Seer se centra en la atmósfera más que en el ritmo, posee ásperos paisajes sonoros saciados de hipnótica instrumentación. Metales industriales convergen con suaves guitarras. La catarsis de Gira es fatalista y extravagante, pero a la vez cinemática y feroz. El álbum consigue una demoledora mezcla del sonido de John Cale, Earth y Sunn O))).

Las canciones exhalan emoción, expectativa, incertidumbre y hechicería. A partir del primer acorde de «Lunacy» comienza un despliegue cósmico el cual culmina en la seducción contenida de «A Piece of the Sky» y en el caos organizado de «Apostate», circulando por la siniestra «The Seer Returns» y la adrenalina de «Avatar».

Gira2

Resulta evidente que la música de Swans no es de gusto general, así como no lo son las pinturas de Bacon, pero quien logre apreciar su belleza, habrá comprendido la pasión contenida en el arte más puro y honesto.