Kaleidoscope – Kaleidoscope

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Dentro de la extensa historia del rock latino, probablemente ninguna banda goza de tanto culto, como Kaleidoscope, una banda efímera de psicodelia en su estado más ácido, que incluso han llegado a ser considerados como mexicanos, cuando en realidad la alineación estaba conformada por los puertorriqueños, Frank Tirado (voz en la mayoría de tracks) y Orly Vázquez (bajo, voz en algunos tracks, guitarra en algunos tracks), el español Pedrín García (guitarra en la mayoría de tracks), y los originarios de Republica Dominicana, Julio Arturo Fernández (órgano), Rafael Cruz (batería), todos ellos demasiado jóvenes, de alrededor de 17 años. 

Los mitos

Respecto a muchas confusiones sobre la concepción del disco, es necesario ahondar un poco más y desmentir mitos: En 1967, la alineación mencionada, graba el debut y único álbum de la agrupación, y contrario a muchas versiones, este no fue grabado en los estudios de Orfeon, en México, en realidad fue grabado en República Dominicana, en los estudios Fabiola, por esa razón la producción corrió a cargo de un productor extranjero, como lo era Edgar Zamudio y no de Porfirio Reyna, de Orfeon. Aunque según los integrantes, ellos tuvieron el control de la producción y Edgar solo trajo una copia del material ya grabado a nuestro país, en donde había mayor posibilidad de sobresalir, gracias al arraigo que el rock psicodélico estaba tomando en la escena mexicana. 

La copia fue tomada por el sello Orfeón, quienes se interesaron por la banda, y Porfirio Reyna, se adjudicó la post producción y dirección artística, esto último era algo ilógico, considerando que el álbum ya estaba terminado. Y para el trabajo gráfico, el sello recurrió al músico Bodo Molitor, para encargarse del diseño de la portada. (Como dato adicional, Bodo Molitor, edito un álbum psicodélico conformado por versiones a clásicos tradicionales blues, titulado Hits Internacionales (1969), una obra bastante recomendable). 

El lanzamiento del disco y la presentación de la banda en México

Finalmente, en 1969, después de estar enlatado desde 1967, Kaleidoscope sale a la venta en un muy limitado tiraje de 200 copias. Una de las ventajas de haber caído en manos de Orfeon, fue la oportunidad de venir a hacer una carrera en México, algo que los integrantes del grupo deseaban, ya que en ese entonces, la escena mexicana era muy influyente en latinoamérica, y muchas bandas buscaban involucrarse en el movimiento rockero de nuestro país. Pero las cosas sufren un revés antes de emigrar, cuando la alineación que había grabado el álbum, se rompe, ya que el bajista Orly, decidió no viajar, mientras que el organista abandona el proyecto para tomar un sendero lejos de la música. 

Así que la única opción era buscar reemplazos, y de esta manera se incorporan Pol Tirado, hermano de Frank, quien se hace cargo de la voz, mientras que en las seis cuerdas, toma el puesto Héctor Gutiérrez, pero aún con estas dos adiciones, faltaba un organista, y con esa baja llegan a tierras aztecas, en donde para cumplir los shows en vivo -en palabras de los integrantes de la banda- probaron a varios sustitutos mexicanos, pero sería Jorge Rene Gonzalez , otrora miembro de Epílogo, quien se acopló perfecto.

Sobra decir que las circunstancias anteriores, y el haber desarrollado su carrera en tierras aztecas, fue el motivo por el cual se les confunde como una banda mexicana, incluso ellos mismos se consideran parte del rock mexicano, y este único LP, forma parte elemental de la historia musical de nuestro rock. Y después de aclarar un poco la historia de la agrupación, es hora de pasar a lo más importante: la música.

El álbum

‘Hang Out’ abre con la batería marcando la llegada del rebozante órgano, instrumento que se convertirá en el alma conductora de este álbum. La guitarra avanza emitiendo un riff que se mantiene en la misma dirección del sonido del órgano, posteriormente hay espacio para un mini solo. ‘P.S. Come Back’ sigue presentando ese minimalismo musical, y a la vez hace gala de un buen estribillo. El órgano esta vez suena más por debajo, dando más realce a los demás instrumentos. 

Es el turno de la maravillosa ‘A Hole In My Life’, en donde la línea de bajo presentada, resulta bastante bien lograda. El órgano agrega esa dosis ácida tan deliciosa, mientras que la guitarra se mantiene con sonidos distorsionados que no llegan a saturar. Llega otro grandioso momento con ‘Let Me Try’, que inicia con una sigilosa línea de bajo, y el sonido del órgano emergiendo. Pronto la batería llega a reforzar, y el órgano explota, y el sonido de las guitarras aporta matices. La parte final es maravillosa, y funciona como el clímax musical del track. En lo concerniente a la voz, esta funciona bastante bien, aunque en realidad desconocemos quien es el encargado de cantar en esta canción, pero es evidente un mayor dominio, que el presentado en el track abridor. 

‘I Think It’s All Right’ presenta en la parte vocal, la voz no tan afortunada, de la cual hacíamos énfasis más arriba. Y en realidad no es mala, solo que definitivamente el vocal del track anterior, hubiera funcionado perfecto en todo el álbum. Llega una joyita: ‘Colours’, track de destellos atascados de ácido, que también presenta un trabajo de voz muy acertado. La guitarra se une a los efectos psicodélicos que se dispersan por doquier, y el órgano también aporta su dosis psicodélica. En resumen, todo en este corte es perfecto. 

Un lisérgico intro protagonizado por el órgano se hace presente en esa gema llamada ‘Once Upon A Time There Was A World’. La guitarra también se une con acordes distorsionados que aparecen de forma esporádica, pero también tiene sus momentos de protagonismo. La base rítmica avanza lentamente, acompañando las notas del órgano. ‘A New Man’ avanza más frenética, sin bajar los índices de psicodelia. Destaca la línea de bajo, que de hecho en casi todos los tracks, suele brillar. 

‘I’m Crazy’ es otra joya, y una muestra de como se hace música verdaderamente ácida. El bajo puntea una amenazante línea, mientras que la guitarra refuerza con acordes un poco limpios, intercalados con momentos de distorsión. El clímax se desata con un enfrentamiento entre el bajo, batería y el imponente órgano, que te hace levitar con su sonido. Con esto no necesitas drogas. Llega el final con ‘I’m Here, He’s Gone, She’s Crying’, track que presenta ese sonido psicodélico con toques de sunshine pop. Grandioso final, para este maravilloso y único registro en estudio, de esta banda multinacional que se convirtió en uno de los grandes mitos del rock latino, lo que ha aumentado más la valía del mencionado y codiciado álbum, cuyas pocas copias editadas por Orfeon, son una auténtica reliquia para sus poosedores.

 

El legado

Y para seguir manteniendo el culto, La Ciruela Electrica se encargó de lanzar una reedición, que aunque también fue muy limitada, de alguna manera hizo justicia a una de las obras cumbres de la psicodelia ácida creada en latinoamérica, que a pesar de no haber sido editada en 1967, año de su creación, técnicamente se trata del primer álbum psicodélico grabado por una banda latina, antes que los mexicanos Los Ovnis y su LP Hippies (1968). Y se trata también del único trabajo latino de auténtica psicodelia, en ser gestado a la par del movimiento psicodélico que en ese año explotaba desde San Francisco para el mundo, en la delirante era de El Verano del Amor.