Para nadie es un secreto que Thee Oh Sees, Oh Sees, OCS -o como se quieran nombrar en el disco en turno- lanza álbumes como si no hubiera un mañana -rivaliza en esta frecuencia con Ty Segall, y solo le lleva de calle King Gizzard-.
Siempre moviéndose de forma maleable entre el rock psicodélico y el garage, con algunos devaneos a otros géneros, posiblemente nunca se había mostrado tan cercano al punk hardcore como en este álbum, aunque si bien es cierto que el Protean Threat ya mostraba cierta agresividad.
El propio John Dwyer describe al álbum como un homenaje a las bandas punk con las que creció y es que al final, esto es este álbum: un disco sin mayores pretensiones, pero con toda la energía, actitud y emoción que le otorga a alguien el escuchar o tocar temas de corte punk.
10 temas donde la mayoría no pasa del minuto y medio; 22 minutos de música, bajo los cánones del punk hardcore de la vieja escuela. Pero no nos vayamos con la idea de que aún sin tener mayores pretensiones, no hay algo que aporte la banda. Osees sabe ponerle su sello a los distintos temas, como en la cautivadora “Too Late for Suicide” de hipnótico bajo y limpias guitarras o “Foul Form” donde un tema punk hardcore al uso se baña en una mayor saturación y se da vuelo entre malabares guitarrísticos.
Y si nos vamos tema por tema, nos seguimos encontrando con esa actitud que siempre tiene la banda de experimentar de forma lúdica y divertida. “Fucking Kill Me” es un gran ejemplo de ello, y “Perm Act” es una audacia sonora que parece transitar entre el proto-punk sesentero y el HC Punk ochentero. Y como no puede ser de otra manera en un disco que rinde homenaje a las raíces, tenemos para cerrar el álbum “Sacriface”, un cover de la banda Rudimentary Peni.
Como comentario muy personal, siempre he dicho que amo al punk porque al escucharlo, siento que corre mi sangre; estoy seguro que John Dwyer piensa lo mismo.