Si bien, los elogios hacía el rapero inglés, Slowthai, han sido constantes, es innegable que no se le ha dado el reconocimiento como el verdadero nuevo profeta del hip hop, anteponiendose ante la decadente escena estadounidense que se aferra a un sobrevalorado Kendrick Lamar. Slowthai tiene todo eso que al hip hop actual le hace falta: creatividad, experimentación, propuesta fresca, etc.
En resumen, podríamos decir que es lo más cercano que a surgido para tomar el legado de los Beastie Boys; con un estilo que no conoce fronteras musicales, y mostrando, que al igual que los Beastie, también sabe tocar instrumentos. La primera muestra global del talento de este MC, se dio con su debut Nothing Great About Britain, editado en el 2019 (antes ya había editado algunos EP’s), que desde el nombre dejaba en claro la fuerte postura política que contenía, con críticas contundentes al Brexit y el mandato de la primera ministra Theresa May.
Para el año 2021, llegaba su segunda placa, titulada ‘Tyron‘, que nuevamente le trajo elogios generalizados de la crítica y el público, y no era para menos. Con estos dos antecedentes discográficos, las expectativas respecto a un tercer álbum, estaban muy por arriba, y el 25 de enero, el rapero sorprendió al mundo con el lanzamiento del single ‘Selfish’, mismo que hizo crecer las ansias por escuchar el material completo.
Y para hacer menos cansada la espera, el 7 de febrero apareció ‘Feel Good’, el segundo adelanto que reafirmaba que Tyron (nombre real de Slowthai) había cruzado la barrera del hip hop, para adentrarse en el rock, y quien mejor para guiarlo en esta nueva odisea, que el laureado músico y productor Dan Carey, quien tiene en su curriculum diferentes producciones para actos como Wet Leg, Chairlift, Bat For Lashes, Sexwitch, Black Midi, Fontaines DC., Kae Tempest, Block Party, Toy, Mystery Jets, etc.
Para completar el equipo de productores y músicos, se unieron a Dan Carey, los nombres de Sega Bodega, Kwes Darko, Tyron Frampton y Zach Nahome. Otros músicos de sesión fueron Conor Curley (guitarra eléctrica), Jacob Budgen (guitarra eléctrica), Conor Deegan (bajo), Yuri Sibuichi (batería), Liam Toon (batería), Tom Coll (batería), y obviamente, Slowthai en teclados. En coros, aparecieron Blane Muise, Carlos O’Connell, Grian Chatten y Oly Carey. Y por si no fuera suficiente, también fueron convocados como invitados, los integrantes de Fontaines DC., además de Shygirl, Taylor Skye (Jockstrap) y Ethan P. Flynn (FKA twigs).
El resultado de este esfuerzo colectivo, fue ‘UGLY’ (acrónimo de «U gotta love yourself»), un álbum lleno de una mezcla de estilos que van desde el industrial, post punk, hasta llegar al punk, mientras que en la parte lírica, Tyron da continuidad a lo que ya había esbozado en su anterior álbum; esa introspección a su ser, exorcisando sus demonios internos, lo que convierte este trabajo en el más personal que ha realizado.
‘Yum’, el corte abridor, es un sorprendente momento enclaustrado en un estilo industrial, con Tyron soltando rimas sexosas sobre estos sonidos sintéticos saturados, que parece que hubieran sido extraídos del catalogo de Skinny Puppy. Complementando las rimas, aparecen coros que enriquecen mucho la parte vocal. En la parte final, Slowthai parece soltar su frustración en un grito desgarrador. Tremenda manera de abrir. En ‘Selfish’, el músico y rapero se vuelca sobre un grandioso post punk con adornos electrónicos, que sin problemas hace palidecer a los exponentes actuales de este género. El estilo vocal conserva las rimas, aunque se enfoca más en cantar.
El rock sigue presente en ‘Sooner’, en donde aparece el invitado Ethan P. Flynn. En lo musical, los destellos electrónicos brotan por doquier, mientras que la base rítmica presenta una batería no tan ruidosa, contrastando con la potente línea de bajo. Tyron demuestra que no solo puede rapear, ya que aquí recurre al canto, y lo hace de forma excelente. El post punk vuelve a aparecer en la pegajosa ‘Feel Good’. Excelente decisión de Slowthai, al abstenerse de rapear y enfocarse en el canto, ya que es un estupendo vocalista (No es un virtuoso de la voz, pero su estilo embona perfecto). Aunado al gran trabajo vocal de Slowthai, aparecen los coros de Shygirl, un toque femenino que le va de manera fenomenal al espíritu del track. De los grandes momentos del álbum.
‘Never Again’ cuenta con la colaboración vocal de Ethan P. Flynn, mientras que en lo musical, inicialmente es un track tranquilo, con una batería lenta, a golpe de aro de tarola y un ligero golpeteo en los platillos, además de un piano que va acompañando. Pronto la base rítmica toma mayor presencia, y entra la voz de Slowthai, sustituyendo a Ethan. El patrón de batería se vuelve bastante funcional, y esos puentes más melódicos con elementos de piano, teclado y la voz del invitado, dan variedad sónica. La parte final presenta un cambio de estructura, con una excelente línea de bajo y un estilo que remite un poco al Gorillaz de sus buenas épocas (osea, su primer álbum). En lo concerniente a la letra, esta sitúa al rapero escudriñando en la memoria, recordando a personas que han pasado en su vida, y sus finales nada felices.
‘Fuck It Puppet’ es un breve track de hip hop, con una excelente musicalización, aunado a las buenas rimas de Slowthai. En esta faceta, suena muy superior a sus contemporáneos estadounidenses. Más rock en ‘HAPPY’, otro de los puntos grandiosos de este pinche discote. El estribillo presenta esa esencia inglesa a full, y se te incrusta en el cerebro a primera escucha. El trabajo en guitarras es muy atinado, mientras que la base rítmica va directo a la yugular, sin tanta complicación… Lo dicho, el MC ha logrado un trabajo de rock que ya quisieran muchas bandas actuales. Maldita joya.
Es el turno de la instrospectiva ‘UGLY’, y con ello la aparición de Fontaines DC. como músicos invitados, quienes proporcionan ese sonido guitarrero y fino, marca de la casa de esta grandiosa banda. El rapero suelta rimas precisas y un estribillo pegajoso, una característica que se ha vuelto parte de su encanto. La parte lírica, muestra a Slowthai haciendo un autoanálisis frente a un espejo.
‘Falling’ presenta en sus primeros instantes, unos acordes de guitarra eléctrica, sin atasque de distor, solo lo necesario. En general, se trata de un track más melódico, con Slowthai recurriendo a una voz con un tratamiento más gutural, sin olvidar los cantos más limpios. Esta muestra de su capacidad como vocalista, está coronada con la excelente base musical, con guitarras y teclados demasiado sustanciosos. Otro madrazo de rock bien manufacturado.
El punk se hace presente en ‘Wotz Funny’. Buena dosis de guitarras y una línea de bajo amenazante acompañando el sonido crudo de la batería. Tyron recoge los frutos de las influencias musicales punk que ha evidenciado en su playlist de Spotify, y le sale muy, muy bien el numerito. El británico no olvida sus raíces hip hop en ‘Tourniquet’, aunque la instrumentación va más por el lado del rock, con un trabajo muy elaborado en cada detalle sonoro, que convierten este track en otra joya, y como plus, aquí aparece la colaboración de Taylor Skye. Obviamente, no solo hay rimas, también hay presencia de voces más guturales y esos estribillos tan acertados. ‘25% Club’ despide esta joya, con un hip hop con guitarras acústicas arpegiadas, percusiones, y backing vocals que dan ese toque melancólico. Gran conclusion.
De algo no hay duda: estamos ante uno de los mejores álbumes de este año, y estamos ante la obra maestra de Slowthai; el nuevo estandarte del hip hop que ha canalizado sus depresiones, traumas y temores, en uno de los discos de rock más excelsos de los últimos años, y de paso, se coloca a años luz de sus contrincantes en el rap, en donde no se visualiza quien pueda competirle.
Una obra maestra tan ecléctica como vanguardista, que sería un error perderse. Así de simple.