Dentro de la extensa historia de la música tradicional norteamericana, el bluegrass ocupa un lugar único e irreemplazable. Siendo el estilo musical rural por excelencia, que surgiera en la década de los cuarenta en la región de los Appalaches, lugar que debería ser considerado patrimonio musical de la humanidad, por todo lo que allí se gestó.
Este género fue labrado por leyendas indelebles, estando a la cabeza, el padre del bluegrass, Bill Monroe, y por supuesto, el dúo Flatt & Scruggs, integrado por Lester Flatt (encargado de la guitarra, voz, y mandolina), y Earl Scruggs (encargado del banjo, instrumento en el que innovó con su técnica de tres dedos, a la que se le le conoce como «estilo Scruggs»), quienes tenían como antecedente el haber sido integrantes de The Bluegrass Boys, la banda de acompañamiento de Bill Monroe.
Y al igual que Monroe, Flatt & Scruggs también se hacían acompañar de una banda: The Foggy Mountain Boys. Con una discografía tan elemental para entender el aporte de la música tradicional estadounidense en infinidad de géneros, la vida del dúo se extendió desde 1948 hasta 1969, año en que toman caminos separados, algo que ya se veía venir desde hace varios años, debido a la dirección musical que Earl Scruggs tomaba.
Con la llegada del rock y la entrada de los años sesentas, su fascinación por este estilo musical lo llevó a incluir colaboraciones con músicos como el saxofonista King Curtis (Aretha Franklin, The Coasters, etc.), y más tarde, fue uno de los músicos venidos de la escena tradicional, que no expresó descontento alguno por la metamorfosis de The Byrds en el Sweetheart Of The Rodeo, muy por el contrario, se les unió en algunas sesiones, algo muy diferente a otros músicos country, que no veían con buenos ojos la llegada de una banda de rock a la música campirana.
Este tipo de inclinaciones, eran un peso grande de soportar para un defensor del bluegrass tradicional, como lo era Lester Flatt, quien resistió la visión vanguardista de su compañero, hasta que en 1968, llegaría la gota que derramó el vaso, cuando Scruggs, contagiado por la fiebre del Verano del Amor de 1967, arrastra a su compañero a enfrascarse en la grabación de Nashville Airplane, un disco conformado por versiones a gente como Bob Dylan, Donovan y Tim Hardin.
Editado en 1968, bajo el cobijo de Columbia, y la producción de Bob Johnston (que entre sus credenciales se encuentran trabajos para Bob Dylan, Simon & Garfunkel, Johnny Cash y Leonard Cohen), ‘Nashville Airplane‘, se convirtió en la grabación número 27 del duo, y también en la penúltima.
En lo concerniente a los colaboradores, además de los Foggy Mountain Boys, este disco contó con la colaboración del legendario Charlie Daniels, en la guitarra. También aparecieron los dos hijos de Earl Scruggs: Gary Scruggs en guitarra de 12 cuerdas y en el dobro (además de aportar una canción inedita), mientras que en pandero y voces, colaboró Randy Scruggs.
Llegando al álbum, nos recibe una versión resumida a ‘Like A Rolling Stone’, ese clásico inmortal de Bob Dylan , revisitado con un estilo bluegrass, pero con la adición de una batería y pandero, algo no muy común en el bluegrass, en donde la base rítmica se sostiene en el contrabajo.
En ‘Folsom Prison Blues’, el himno de Johnny Cash, la batería sigue presente, además de los instrumentos típicos del bluegrass. La versión comienza con el dúo usando la típica presentación de Cash, pero cambiando el nombre de Johnny por el de Flatt & Scruggs. Otro excelente resultado, y no es para menos, con el estupendo nivel de cada uno de los músicos. En la parte final, hay unos ligeros coqueteos al clásico country ‘Orange Blossom Special’, que fue interpretado por varios artistas, entre ellos el propio Cash.
La leyenda del folk, y maestro del banjo y el fiddle, el gran John Hartford, es homenajeado con su himno ‘Gentle On My Mind’. Como era de esperarse, el tratamiento dado a esta versión, también se inclina al bluegrass tradicional, aunque con el detalle de la batería, misma que es ejecutada más discretamente.
Llega otro merecido tributo, ahora al clásico ‘If I Were A Carpenter’, original de Tim Hardin, uno de los totems del folk, que ha sido venerado por leyendas como Pete Seeger, Bob Dylan, Scott Mckenzie, Willie Nelson, Robert Plant, Bert Jansch, Morrissey, Fleetwood Mac, y un largo etcétera. Este es uno de los momentos más excelsos del disco, con el duo en un momento de experimentación folk rock, muy al estilo de la escena californiana de la época. La guitarra eléctrica distorsionada se suma a los arpegios acusticos y a la base rítmica.
Esta canción bien pudo haber sido parte del catalogo de The Mamas And The Papas o Scott Mckenzie. `Freida Florentine’, es un track original, escrito por Gary Scruggs, hijo de Earl Scruggs. Una excelente aportación bluegrass, en donde Scruggs padre demuestra su dominio del banjo. Sonido rural con batería tocada con escobetilla.
Bob Dylan recibe más honores, ahora con una versión a ‘I’ll Be Your Baby Tonight’, en donde la estructura se viste con otro tratamiento, sin llegar a ser tan brusca la adaptación. La armónica aquí no se hace presente, en su lugar, el banjo toma el lugar, algo que transforma el enfoque que Dylan le diera originalmente. Es turno de ‘Rainy Day Women #12 & 35’, y nuevamente vemos a Scruggs rindiendo honores a su ídolo Dylan. Resulta demasiado interesante escuchar como una canción puede cambiar al grado de casi ser irreconocible en contextos musicales diferentes. La versión del duo, definitivamente cobra ese sentimiento que te transporta a un viaje por una carretera en medio de las praderas.
Otro folkman recibe homenaje: el legendario Donovan. Y la canción escogida es ‘Catch The Wind’. La elección no pudo ser mejor, ya que el estilo era más que adecuado para recibir un tratamiento folk bluegrass, y es de destacar como el dúo encuentra ese balance, respetando la esencia de la original, agregando solo lo debido, sin más pretención que la música misma. ‘Long Road To Houston’, es otro corte inedito escrito por Norman Stevens, un autor bastante desconocido. La estructura se encuentra en un punto medio, ya que si bien, no es un corte lento, tampoco llega a los niveles de ejecución veloz del bluegrass tradicional, del cual este track se alimenta por completo.
‘The Times They Are A-Changin», uno de los himnos de Dylan, inmortalizado también por The Byrds, es retomado en una versión folk bluegrass, con la incorporación de una batería que refuerza bien el estilo trovador. Las voces del duo funcionan excelente. El resultado es un estupendo cover, muy respetuoso de la original, pero sin dejar el lado propositivo. La versión a ‘Universal Soldier’ de la gran, y también polémica cantautora Buffy Sainte-Marie, cierra la obra. Destaca esa batería que recrea los tambores militares, detalle que le otorga más sentido musical respecto a la letra. Earl Scruggs solo hace un acompañamiento con el banjo mientras que la guitarra de Flatt, puntea unos rasgueos discretos. De las mejores versiones a este clásico, que ha sido retomado por actos como Donovan, y en tiempos más recientes, por Jake Bugg.
Y así llega a su fin uno de los discos que marcaron un nuevo sendero en la historia del bluegrass, dando apertura a nuevas experimentaciones, y muchas posibilidades sonoras. Un disco que guarda el legado inquieto de una leyenda como Earl Scruggs, y obviamente, es menester no quitar el crédito a Lester Flatt, que aunque fuera casi a regañadientes, dejó su huella en este trabajo que une a dos movimientos musicales, tan aparentemente distantes, pero que en realidad compartían y comparten el mismo árbol genealógico.