El nombre de Curt Boettcher es uno de los nombres más olvidados en la historia de la música, aún siendo uno de los cerebros más prominentes qué ha tenido la música popular, cuyo nivel estaba a la par de genios como su amigo Brian Wilson, o de su dupla eterna, el productor y músico Gary Usher, con quien creó todo un círculo de proyectos.
Pero Curt no solo era un músico sin límites creativos, cuyas obras eran excepcionalmente perfectas, fue además uno de los productores más vanguardistas de todos los tiempos, al mismo nivel de Sir George Martin o cualquier otro, creando un imperio musical y dejando muestra de su capacidad tras las consolas en álbumes clásicos como ‘It’s Now Winter’s Day’ de Tommy Roe, ‘And Then…Along Comes The Association’ de The Association, ‘The Moses Loke Recordings’ de The Bards (no, no son The Byrds; no es un error de escritura), ‘Looking Back With Love’ de Mike Love, ‘Live And Well’ de The Diamonds, etc.
Además de colaborar ya sea prestando su voz, letras o como músico, en álbumes como ‘The Notorious Byrd Brothers’ de The Byrds’, ‘Friar Tuck And His Psychedelic Guitar’, de Friar Tuck, ‘Blue Moves’ de Elton John, ‘Of Cabbages And Kings’ de Chad & Jeremy, ‘Grease’ (Soundtrack), etc. Además de otras colaboraciones con la estrella country Tanya Tucker, el ex The Byrds, Gene Clark, Dennis Wilson, entre muchos más.
Incansable formador de bandas, tales como The GoldeBriars, The Ballroom, The Sagittarius, y The Millenium, que eran creadas como bandas de estudio, ya que se negaba a tocar en vivo con ellas.
Posiblemente ese sea uno de los factores por los que cada uno de sus proyectos, pasaría desapercibido a nivel comercial, a pesar de recibir elogios desbordados por su calidad en composición y en producción. La banda que hoy nos ocupa, es The Millenium, banda formada en colaboración con el productor Keith Olsen, además de varios de los más reputados músicos de estudio durante los 60’s, y por si fuera poco, también contó con la colaboración de su inseparable colega, el productor Gary Usher, logrando crear uno de los álbumes más perfectos de la mencionada década, aunque desgraciadamente fue un fracaso comercial.
Producido en su totalidad por la dupla Boettcher/Olsen, en los estudios Columbia, el álbum fue grabado en 16 pistas, siendo el segundo álbum en ser grabado con esa tecnología, después del ‘Bookends’ de Simon & Garfunkel. El uso de está tecnología, y la elaborada producción, lo convirtió en el álbum más caro producido en 1968 (100.000 dolares). ‘Prelude’ es un estupendo corte instrumental con una base rítmica potente, y un clavicordio estupendo. El intro inicial esta enlazado con ‘To Claudia On Thursday’, una joya de manufactura acid folk, algo que se vuelve más obvio al entrar el teclado psicodélico. La letra hace referencia a la esposa de Curt, que en ese entonces estaba embarazada.
La psicodelia folk sigue en la magnifica ‘I Just Want To Be Your Friend’. Este corte había sido grabado por The Ballroom, proyecto anterior de Curt. ‘5 A.M.’ también había sido grabada en la etapa con The Ballroom. Aquí se hace presente el sunshine pop, un género tan perfectamente dominado por Curt y sus secuaces. Es de destacar el trabajo vocal.
‘I’m With You’ sigue la línea sunshine pop del track anterior, y nuevamente la ejecución y producción brillan. ‘The Island’ es otro corte grabado con The Ballroom. Cabe mencionar que estas canciones fueron incluidas por orden del sello Columbia, no por falta de creatividad del combo. El bajo conduce ‘Sing To Me’, mientras que una oportuna sección de metales enriquece el sonido. Las armonías siguen siendo perfectas.
‘It’s You’ fácilmente podría pasar por un track actual, incluso suena superior a muchas propuestas de nuestros días. Corte pop con metales incluidos, y otros adornos acomodados perfectamente en la cuidadosa producción. ‘Some Sunny Day’, grabada también con The Ballroom, incluye un banjo que se va complementando con el sonido del clavicordio y la slide guitar. Esto se puede definir como un folk psicodélico con toques de americana.
‘I Won’t Always Be The Same’ es otro corte que suena como si hubiera sido creado en la actualidad. Fácilmente puede dar cátedra a la erróneamente conocida como «música indie». ‘The Know It All’ es el corte más guitarrero del álbum. La batería avanza rápida y contundente, sonando estruendosa a momentos. Sin duda alguna este corte es la joya de la corona en este álbum de primer nivel.
Llega otro momento épico en ‘Karmic Dream Sequence #1’, track que sobrepasa los cinco minutos de duración, siendo el más extenso de todo el disco. El arreglo principal que da cuerpo a la estructura, es magnífico. La base rítmica suena tan adelantada a su época por la manera en que fue grabada. No era común que una batería se escuchara así en las grabaciones de los 60’s. Este tipo de trabajos de producción, son los que reafirman el genio que era Curt Boettcher como músico y productor. Una obra maestra que ya quisieran tan siquiera emular las bandas actuales que cabalgan con la bandera de la neo psicodelia. El folk psicodélico se apodera de ‘There Is Nothing More To Say’, otro track adelantado a su época en composición y producción.
‘Anthem (Begin)’ cierra de forma instrumental, con un estilo musical experimental basado en percusiones, coros y sonidos de producción que para variar, suenan a que fueron creados en la actualidad. Así finaliza uno de los trabajos más injustamente infravalorados, no solo de la década de los 60’s, sino de todos los tiempos.
Una obra perfecta que tal vez se trata de la cumbre creativa de Curt Boettcher, ese genio que contribuyó a darle forma al sonido de gran parte de la música de los sesentas, dejando un legado que persiste hasta nuestros días, a pesar del desconocimiento de su obra para la mayoría, aunque afortunadamente suelen ocurrir golpes de justicia hacía su genialidad, como es el caso de los noruegos Ulver, quienes incluyeron en su álbum tributo a la psicodelia, ‘Childhood’s End: Lost & Found From The Age Of Aquarius’ un cover a ‘The Lament Of The Astral Cowboy’, una de las creaciones del genio, acercando su obra a los fanáticos de la delirante banda noruega.
Indispensable para cualquier melómano, así sin discusión.